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El arte debe hacer parte del aquí y el ahora, dice el curador Conrado Uribe. Es necesario que se plantee preguntas y debe intentar responder a ellas, revisar qué le corresponde hacer, qué tiene para aportar.
De ese modo, y después de pasar por un largo proceso de investigación, los artistas Fredy Alzate y Gabriel Botero concluyeron las obras que presentan desde hoy en la exposición Territorios Inciertos.
La muestra cuenta con la curaduría de Conrado Uribe, es una iniciativa particular y colectiva. Surgió porque encontraron que ambos artistas comparten reflexiones sobre las consecuencias de las economías extractivas en los territorios y visiones sobre cómo se configuran esos nuevos paisajes, consecuencia de las prácticas mineras a cielo abierto.
“En ambos se reconoce el interés por representar en el territorio de lo sensible esas preocupaciones alrededor de los paisajes contemporáneos que han sido maltratados, heridos, horadados y perforados”, indica el curador.
Todas esas preguntas y cuestiones que se plantean los artistas se evidencian en un conjunto de obras realizadas para el proyecto y ejecutadas en distintos formatos, entre ellos: dibujo, acuarela, pinturas, videoinstalaciones, fotograbados y fotoacuarelas, además de propuestas escultóricas.
A todos esos formatos, dice Uribe, los articula la pregunta sobre las consecuencias de la economía extractiva. El curador agrega que, aunque no son proyectos conjuntos, se genera entre ellos una conversación, “siendo Fredy más especulativo”.
En la obra que presenta este artista, interesado por visibilizar los procesos que construyen y destruyen los territorios, es muy importante la idea del vacío, de horadar. “Y para él ese vacío se convierte en una metáfora de lo que estamos dejando, de las consecuencias de unas prácticas”, señala Conrado.
Para dar un ejemplo, Conrado recuerda un par de esculturas de pequeño formato, huecos realizados con calcos sobre piedras, que están sostenidos por andamios. “Una tensión y un choque muy interesante porque los andamios sostienen un vacío”, explica. Es ahí donde se genera la metáfora, donde se explora el terreno de la contradicción, de la tensión, ya que esa armazón que se utiliza para construir nuevas estructuras sostiene un vacío. Fredy se pregunta, según el curador, ¿qué estamos construyendo en el país?
Las obras de Alzate son de mayor formato, también incluye dibujos y acuarelas. En el caso de Gabriel, entre otras, se exhibirán tres proyectos escultóricos de mediano formato, una serie de 18 fotograbados que ponen en evidencia las bocas de las minas.
En la obra de Gabriel, en general, se recoge la cultura y las tradiciones, la memoria, el territorio y la economía. Dice Conrado que en ambos artistas halla “ecos, resonancias”.
“Hay unos campos comunes de pensamiento, de reflexión que derivan de prácticas artísticas diferentes, en el caso de la Botero la serialidad es una de las marcas, mientras que Fredy es de grandes formatos”. Pero a ambos los une un proceso y el resultado que este ha dejado: territorios inciertos.