En su cuarto Sara Posada Cataño tiene dos lugares especiales, uno reservado para sus patines y vestidos de competencia y el otro para sus muñecas. Claro que casi no tiene tiempo para las segundas, pues entre el colegio y los entrenamientos se van sus días.
La pequeña que hoy está cumpliendo 11 años es vanidosa, le encanta peinarse y es cuidadosa con su ropa, zapatos y accesorios. “Le agradan el maquillaje y los peinados que le hacen para las competencias”, afirma Gloria Patricia Cataño, madre de la patinadora y quien se autodefine como su ángel de compañía. No la desampara, está en primera fila para verla entrenar y siempre viaja con ella a los torneos nacionales.
Y aunque Patricia quería que Sara entrenara nado sincronizado, la pequeña se empeñó por el patinaje artístico. Con tan solo cinco años llegó a la pista y tras hacer los dos primeros niveles demostró condiciones por lo que el técnico Martín Alonso Carvajal la llamó.
Ella es una de las fundadoras del programa de reservas que la liga de patinaje tiene en Antioquia con el fin de tener deportistas de alto nivel en todas las categorías.
Proyecto que ha dado sus primeros frutos y actualmente el departamento tiene campeonas nacionales en libre, danza y figuras.
Sara es la mejor del país en figuras y lo ha logrado gracias al amor, la entrega, la perseverancia y la constancia que le pone a su preparación.
Sin importar las largas jornada, todos los días la menor va al colegio, al finalizar su mamá la lleva a entrenar, luego regresan a casa y preparan maletas para el siguiente día repetir la rutina.
Entre sus sueños están el ser campeona mundial y su gran referente es Astrid Carolina Báez, la paisa de la Selección Colombia que acaba de ser quinta en el Mundial.
“Ella es su ejemplo, su modelo a seguir, siempre que puede compartir con Carolina llega motivada”, dice la orgullosa madre, que deja a un lado los temores por caídas y lesiones para acompañar y apoyar a su pequeña que es feliz en sus patines.