Una fractura en un dedo del pie (en el quinto metatarsiano), el 28 de junio de este año, sacó a Arley Rodríguez de las canchas en su mejor momento.
Había sido fundamental en la obtención de la estrella 16 con el técnico Reinaldo Rueda, pero un accidente casero lo dejó en medio de la incertidumbre, porque a Nacional llegaba un nuevo cuerpo técnico, comandado por el español Juan Manuel Lillo, y Arley no sabía si iba a ser tenido en cuenta otra vez.
Se concentró en su recuperación y le encomendó a Dios su momento. Hoy ya está de vuelta y en los entrenamientos demuestra que no ha perdido su olfato goleador. Antes de la lesión acumulaba 14 tantos con el club antioqueño.
“Fueron momentos difíciles porque me tocó volver a aprender a caminar y adaptarme a un nuevo cuerpo técnico que tiene diferente estilo de juego y metodología, ya lo hice y espero la posibilidad de aportarle al equipo”.
Afortunadamente Lillo lo tenía referenciado y cuando regresó le dijo que estaba en sus planes, que se tomara el tiempo necesario para regresar a su mejor estado físico. “Nunca disminuyó el esfuerzo; por el contrario, cuando las cosas no van bien me entrego más y el técnico admira eso”, contó Rodríguez.
Le agradece a Dios el momento en el que va a llegar al remate del torneo, la lesión quedó atrás y su nivel viene en alza. “El equipo está clasificado y viene lo bueno. Apoyo a mis compañeros titulares porque lo han venido haciendo de la mejor manera, pero espero el día que el profe decida ponerme para responder de la mejor manera”.
Explicó que Lillo le ha dicho que puede jugar como extremo por izquierda, por derecha o como centrodelantero. “Sabe que le puedo aportar en cualquiera de las tres posiciones y la idea es apegarme a esa línea que él quiere que es de ida y vuelta”.