El triunfo en el embalaje de Fernando Gaviria (22 años) en la tercera fracción del Giro de Italia, ayer entre Tortolí y Cagliari, luego de 148 kilómetros de terreno llano, es la ratificación de que el ciclismo colombiano produce más que escarabajos.
Los aficionados criollos ya no tienen que esperar a que la carretera se incline y aparezca la montaña para que lleguen alegrías en las grandes competencias del mundo. “Esto es muy bueno porque no solo dependemos de los escaladores, hay velocistas para competir con la élite”, dice Martín Emilio Rodríguez, primer nacional en ganar etapas en esta competencia, en 1973 y 1975.
El propio Cochise le contó a este diario que sus victorias tuvieron características diferentes, pues en la primera atacó faltando cuatro kilómetros y por poco lo alcanza el grupo, y que en la segunda lo hizo a dos y al final superó a Adriano Pell en el remate.
Gaviria, nacido en La Ceja, venció ayer a seis rivales en la raya de sentencia para adjudicarse, de paso, las camisetas de líder general y de los jóvenes. Y se convirtió en el cuarto colombiano en vestir la maglia rosa, luego de Nairo Quintana, Rigoberto Urán y Esteban Chaves (ver gráfico).
El pedalista antioqueño había intentado ganar el viernes y el sábado, pero terminó de 12° y 4°, respectivamente. Esos desenlaces, confesó, lo tenían preocupado porque el cuerpo no le respondía.
Los otros 21 festejos de Colombia en el Giro (está cumpliendo 100 años) habían sido en montaña o contrarreloj con Lucho Hererra, Nairo, Chaves, Urán, Oliverio Rincón, José González, Iván Parra y Julián Arredondo, entre otros (ver gráfico).
Aparte de Gaviria, quien es un eximio pistero, y suma 17 triunfos en la ruta, en Colombia van en proyección otros velocistas que darán que hablar. Entre ellos se cuentan Álvaro Hodeg (se probará en el mismo equipo de Gaviria) y Juan Sebastián Molano.
Estos nombres los da el entrenador John Jaime González, quien está feliz porque su pupilo Gaviria cumplió el sueño de hacer algo histórico en su primer Giro.
