El segundo puesto de Nairo Quintana en el Tour de Francia 2015 es motivo para llenarse de orgullo.
Su calidad para escalar y atacar al líder Chris Froome asombró, pero pese a esa magnífica actuación también dejó un sabor agridulce en los colombianos, que al verlo correr, con la inteligencia y concentración que lo caracteriza, se esperanzaron, hasta el último momento, en que el boyacense pudiera desbancar del primer lugar al británico.
Han pasado 20 días de constante lucha, sin tregua. Las dos jornadas de descanso de la competencia sirvieron para que los candidatos al triunfo afilaran sus armas y se llenaran de mayor valor para salir en busca de la conquista.
Desde la primera semana, el mayor favorecido fue Froome, quien tuvo suerte y pudo sacar ventaja cuando los vientos de costado hicieron sentir su poder con el paso del pelotón.
Muchos, como el propio Quintana, Vincenzo Nibali, último campeón, y el ganador del Giro, el español Alberto Contador, llamados los fantásticos de la fiesta ciclística, tenían fe de reducir esa diferencia en un Tour lleno de montaña, pero el británico, en el momento menos pensado, sacó una nueva luz que al final solo Nairo trató de apagar.
Lo intentó varias veces en Pirineos y los Alpes desgastando al inglés, pero este, arropado por un gran equipo como es el Sky, siempre reaccionó y se recuperó a tiempo y más cuando Nairo miraba hacia atrás esperando a que su compañero y también referente del Movistar, el español Alejandro Valverde, se quedaba atrás. Nairo sabía que su mejor carta no la podía dejar porque el camino era largo.
Al final el colombiano termina segundo de la general y de la montaña y campeón de los jóvenes, premios a su esfuerzo
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