El buitre, ave rapaz, falconiforme, carnívoros de plumas gigantes y huesudas; detestados porque comen animales muertos y rondan, casi siempre, basureros y escombreras. Abundan en todo el mundo, pero no todos son esos “soldados” de plumas negras y picos que picotean los cuerpos sin vida de perros, gatos y ratas en las quebradas.
También están los cóndores, las águilas, y esos buitres de tupida y leonina melena y plumaje blanco, que tienen sus nidos en lo alto de las montañas, o en rocas alejadas de las poblaciones humanas, como si se consideraran reyes de la escasez, de la soledad, de lo desértico.
Solitaria fue la carrera de Santiago Buitrago en sus inicios como ciclista. Solitarios sus ascensos al Tequendamita y alto del Vino, cuando estaba aprendiendo a domar la montaña. Entonces tenía 14 años y ya competía en diferentes circuitos de Cundinamarca y Boyacá, y su papá lo apoyaba entusiasmado, y le contaba historias de las antiguas glorias, de Patrocinio Jiménez, de Cochise, de Rafael Antonio Niño.
“Yo quiero que usted sea ciclista, para que sea berraco”, le decía su viejo cada mañana, antes de soltarle la rienda para que “volara” en su bici de cambios marca GW.
Luego pasó al equipo de la Fundación de Esteban Chaves, uno de sus ídolos de adolescencia, y luego al Av Villas, con el que participó en los eventos júnior y juveniles de la Federación Colombiana de Ciclismo. Y voló tanto ‘El Buitre’ de Suba, planeó tanto por esas carreteras frías y sabaneras, que un día su vuelo lo llevó por encima del mar, hasta cruzar al Viejo Continente para unirse a un pequeño club italiano, el Team Cinelli, y de ahí, ya siendo Sub 23, lo firmó el poderoso Bahrain, en 2020.
“Fue muy lindo llegar a un equipo tan poderoso, y fue más lindo que me integraran desde el comienzo. A cada cosa que lograba decían ‘wow Santy, wow’, y eso anima bastante”, cuenta Santiago, el bogotano que es pieza clave en las aspiraciones de Mikel Landa y Pello Bilbao, los dos capitanes del equipo.
Santiago tiene contrato con el equipo asiático hasta 2023, pero piensa seguir sumando experiencia en el equipo de Milan Erzen, un carismático turco que a veces le dice: “Colombiano, deja de ser tan colombiano, y quizás ganes una grande”.