Después de que Cristian “Jopito” Álvarez anotó el penalti que le dio a Cúcuta la posibilidad de volver a la primera división del fútbol colombiano luego de cinco años, el técnico Nelson “El Rolo” Flórez se arrodilló en la cancha del estadio General Santander y lloró de la emoción.
En medio de su llanto había gestos de euforia. Fue la manera que encontró para desahogarse, liberar la tensión que le produjo la extensa tanda de penaltis que disputó su equipo contra el Real Cundinamarca en la final del segundo semestre del Torneo de ascenso en el fútbol colombiano. Ambos equipos patearon cinco veces. El resultado final fue 3-2 en favor de los nortesantandereanos.
Durante los cobros los aficionados que llegaron al escenario deportivo, uno de los más tradicionales del balompié colombiano que, por lo general, siempre se llena, parecían al borde de un infarto. La incertidumbre los superaba. Recordaban el fantasma de los años anteriores en que el regreso a la primera categoría se postergó por pequeños detalles.
En el partido ante los cundinamarqueses ocurrió. Cúcuta tuvo todo para ganar en el tiempo reglamentario, evitar la tanda de penaltis. El triunfo 2-1 que logró en los 90 minutos, con goles de Lucas Ríos y Jonthan Agudelo, no fue suficiente para llevarse la serie porque el tanto del Real igualó a dos tantos la serie, en la que llegaron con ventaja tras imponerse 1-0 en el juego de ida.
¿Cuántos penaltis erró el Cúcuta Deportivo en la final del torneo de ascenso?
El apoyo de la gente no le faltó al elenco nortesantandereano durante los 90 minutos. Tampoco la suerte. Al Cúcuta le pitaron dos penaltis cuestionables en el tiempo reglamentario. Uno fue por un golpe que recibió uno de sus atacantes en el área. El otro como consecuencia de una mano. Ambos, sin embargo, fueron errados. El primero se lo atajó el arquero de Real Cundinamarca al antioqueño Jonathan Agudelo, máximo goleador de la historia del cuadro rojo y negro.
El otro lo erró el experimentado extremo argentino Matías Pisano, quien también vistió las camisetas de Independiente de Avellaneda y América de Cali, que cuando pateó estrelló la pelota contra el travesaño de la portería del General Santander. En esos momentos los aficionados, que por lo general hacen fiestas en las tribunas del escenario deportivo, se mostraron desesperados.
En la tanda de penaltis ocurrió lo mismo. Cúcuta erró dos cobros. Real Cundinamarca tres. Al final se impusieron, se quedaron con el título y consiguieron el anhelado ascenso a primera división que venían buscando hace años, ocasionando las lágrimas de sus hinchas más fieles que parecían lo creer lo que vivían.
Los nortesantandereanos ascendieron de manera directa para el 2026 porque son segundos de la reclasificación con 86 puntos, mientras que Jaguares, que resultó campeón en el primer semestre del año, terminó en la primera casilla con 97 unidades. Se espera que se defina si habrá, o no, una final para definir quién será el campeón general del 2025 en la B. Lo cierto es que ambos elencos ya son de la “A”.