El delantero de Nacional había generado controversia el pasado miércoles en el duelo de ida de la final en Ibagué, luego de una discusión con el orientador del cuadro pijao David González, quien lo habría tildado de “borracho”.
Alfredo Morelos se desahogó. El delantero que nació hace 28 años en Cereté, Córdoba, abrió el marcador este domingo en el partido de vuelta de la final de la Liga Betplay 2-2024 entre Atlético Nacional y Deportes Tolima, y de esta manera, ante las cámaras de televisión que transmiten el partido en el estadio Atanasio Girardot lanzó, posiblemente, un primer mensaje de revancha.
El delantero del verde fue tema de discusión en el duelo de ida de la final en Ibagué luego de discutir con el técnico del elenco pijao, David González.
En ese anterior partido, en el minuto 97, cuando el atacante iba a ingresar al campo en remplazo de Kevin Viveros, el estratega se le acercó y supuestamente insultó a Morelos, haciendo referencia al accidente que el jugador sufrió, y en el que, presuntamente, conducía en estado de embriaguez. El técnico habría tildado al goleador de “borracho”, un comentario que desbordó la paciencia del delantero verdolaga.
“Obviamente uno como ser humano se equivoca, pero decirle cosas a uno ofensivas y en un partido de una final, no tiene nada que ver con el fútbol”, indicó el delantero, aún con impotencia, al término del partido, lanzando una declaración que mantuvo hasta este domingo expectantes al público en general. “Si salimos campeones, voy a revelar lo que me dijo González”.
Por lo pronto, y al anotar este domingo al minuto 6 tras un soberbio disparo de derecha al ser habilitado por Felipe Román, Morelos lanzó el primer mensaje. Señaló, “acá estoy presente... hijueputa”.
Luego del partido, Morelos se mostró más conciliador, demostrando madurez y que las diferencias quedan dentro del campo.
“Esto es fútbol, y se me lo encuentro (a David) le doy un abrazo. Yo recibo muchos insultos, pero estas son cosas que lo hacen crecer a uno como jugador”, indicó Alfredo, al reconocer que Francisco Maturana y René Higuita, después del juego de Ibagué, le hicieron cambiar de pensamiento y lo ayudaron a enfocarse solo en el partido de vuelta en el Atanasio.
