Brasil zafó de la deblacle y eliminó a Paraguay por penaltis.
Fue una serie durísima, aunque la movilidad de Brasil para avasallar a los paraguayos en los primeros 15 minutos hizo creer que el trámite sería fácil, algo parecido a la goleada 5-0, días atrás contra Perú, que reconcilió a la afición con el equipo de Tite.
Pero esa certidumbre se fue transformando con el correr de los minutos en ansiedad. El ataque local perdió claridad y chocó una y otra vez contra la pared defensiva que instaló Paraguay, aunque este pecó por su temor para agredir a los locales y lanzó balones largos que intentaban ganar la espalda de los zagueros brasileños, pero que nunca lograron su cometido y, en lugar de eso, dejaron ver a un equipo falto de ideas, reafirmando la pobre imagen que había dejado en fase de grupos.
El inicio del segundo tiempo fue una copia de los 45 minutos iniciales. Arthur, el volante del Barcelona, fue una especie de pulpo que repartió balones desde el mediocampo hacia todos los atacantes, a quienes les siguió faltando la última decisión una vez merodeaban el área guaraní.
La angustia para los locales pareció caer a los 53 minutos con una falta al borde del área de Paraguay que el árbitro, en primera instancia, decretó como penalti hasta que el VAR lo salvó de un seguro linchamiento mediático por el error evidente.
De paso salvó a los guaraníes. Bueno, casi, porque si bien el árbitro Roberto Tobar no podía expulsar a Fabián Valbuena cuando decretó la pena máxima, porque la nueva norma indica que el juez no puede incurrir en doble castigo (penal y roja) una vez cambió su decisión y pitó falta fuera del área, debió expulsar a Valbuena por impedir, mediante infracción, una opción manifiesta de gol del rival.
En adelante pasó lo previsible: Paraguay tapió con su arco con una línea de nueve, sí, nueve, porque ningún jugador pasó la mitad de la cancha. Claro que aún con la ladrillera defensiva del rival, Brasil siguió llegando, pero los nervios pesaron más.
Con el pitazo final, Paraguay se frotó las manos porque vio repetir ante sus ojos una película que protagonizó dos veces: en la Copa 2011, cuando eliminó por penaltis a Brasil para llegar luego a la final sin ganar un solo partido, y en 2015, cuando le repitió la dosis desde los doce pasos.
Pero esta vez la fortuna se le agotó a Paraguay y la película tuvo un final diferente. Brasil derrotó 4 cobros a 3 a Paraguay y ahora espera al ganador de la llave entre Venezuela y Argentina.