Más de 61.000 personas, unas casi encima de las otras, llegaron a las tribunas del estadio Anfield de Liverpool para vivir, una vez más, la fiesta del fútbol. Estaba por empezar la nueva temporada de la Liga inglesa para el equipo defensor del título, pero no había gritos, cánticos, brazos moviéndose con bufandas levantadas mientras los cuerpos se balanceaban de atrás hacia adelante.
Esta vez hubo silencio. Pero no uno de calma, sino una afonía incómoda, profunda, que nacía desde el dolor de la muerte, para el que nadie está listo y solo el tiempo sirve como antídoto. Un minuto. Ese fue el tiempo que duró el estadio callado. Y en un espacio con acústica de teatro, el mutismo toma fuerza, lo encierra todo. Mas era necesario. Fue la primera vez que los aficionados llenaron Anfield después de la muerte de Diogo Jota. Era un homenaje a su memoria.
El futbolista portugués, una de las figuras del equipo, falleció en un accidente de tránsito en una vía de España en la madrugada del 3 de julio. Su partido generó dolor. Hubo cientos de homenajes en las afueras del estadio. La mayoría de compañeros asistieron al entierro en Portugal. En los partidos amistosos le dedicaron tiempo a su memoria.
Pero ninguno como el de este viernes, donde Mohamed Salah, máxima estrella del Liverpool, se mostró conmovido, triste. Nunca caminarás solo, se llama la canción icónica del cuadro rojo y en el partido quedó en evidencia que Jota, a pesar de no estar físicamente, no será olvidado por los aficionados del club al que llegó en 2020, durante la pandemia.
Al minuto 20, dorsal con el que jugaba, aplaudieron y entonaron un cántico que le compusieron los hinchas. El luso no quedó olvidado. Ni los 6 goles que se celebraron en Anfield (cuatro del equipo local y dos del Bournemouth, su rival), impidieron que al final le hicieran otro homenaje, esta vez mucho más sentido.
Pero en medio hubo emociones fuertes, futboleras. Hugo Ekitike anotó el primer gol de la temporada en la Liga Premier a los 37 minutos del partido. Cody Gakpo, al 49, puso el 2-0 parcial para Liverpool. Sin embargo, en la segunda parte Antoine Semenyo marcó doblete (63´y 76’) y puso el empate parcial.
La victoria de Liverpool llegó en los últimos minutos del partido. Federico Chiesa anotó, de cabeza, al 88. Mohamed Salah hizo lo propio al 90+4. Celebró. Hubo euforia en la tribuna. Eso llevó a que, una vez terminado el partido, se hiciera un homenaje, con cánticos, a Jota. Salah, por lo general poco expresivo, se quedó mirando la tribuna. Los ojos se le encharcaron. Recordó a su compañero, el amigo con el que tanto festejó.
El silencio del inicio, y el bullicio del final, fueron la forma que los hinchas del Liverpool encontraron para dedicarle un homenaje a la memoria de Diogo Jota, que, como dice la canción de The Beatles nunca caminará sola, ni quedará en el olvido.