Pasan los jugadores, los años, los malos tiempos, las alegrías, y David González continúa ahí, enamorado del arco rojo y ejerciendo un liderazgo que no necesita gritos ni posturas excesivas. Le basta con su tono de voz pausado y su ejemplo de amor incondicional por el DIM.
Mañana jugará un nuevo derbi con la ilusión de que pueda ser un punto de partida por el elenco rojo tal como lo fue el anterior.
Desde que regresó al DIM (2015) ha tenido actuaciones cruciales en los clásicos, que le han servido al equipo para tener ventaja sobre Nacional seis triunfos contra cuatro. ¿Qué juego en ese período recuerda más?
“Uno no tiende a recordar los clásicos que pierde, pero esa semifinal del 2015 fue especial. Nosotros ganamos el primer partido, ellos el segundo y nos eliminaron. Pero fue una llave muy bonita para la ciudad. Creo que hicimos honor a la historia futbolística de Antioquia en esa serie”.
¿Algún otro?
“Recuerdo el del semestre pasado, era una situación similar a la actual: veníamos de muchas derrotas. Luego ganamos en Tunja, más tarde el clásico y ahí tuvimos una seguidilla de triunfos. Nos ilusiona que esta vez pueda pasar lo mismo”.
En víspera de juegos importantes usted insiste en que hay que asumirlos con cabeza fría. ¿De verdad es posible abstraerse por completo a un entorno tan ansioso?
“A mi genuinamente me genera alegría cuando se aproxima un partido de estas características. Pero mentiría si digo que desde el lunes en la casa estoy pensando en lo que puede ser el juego del sábado. Y no lo hago ningún otro día de la semana. De pronto, el viernes sí y eso porque te meten en el hotel y no de otra más que pensar en el partido. Pienso que a pesar de que el entorno te presione un jugador no tiene necesidad de estar pensando 24 horas en lo que puede salir bien o mal, en lo que está obligado a hacer en estos partidos. Además porque es inevitable que el ser humano traiga pensamientos negativos. Es mejor evitar todo eso, seguir con tu vida; estar con tu esposa, hijos, papás. Lo que sea para que a uno lo encuentre el momento del partido mentalmente tranquilo”.
A usted le tocó vivir la época en la que la violencia barrista llegó hasta el límite de forzar a jugarse los clásicos a puerta cerrada. Ahora, desde hace algún tiempo este es el único clásico que garantiza la convivencia de ambas aficiones. ¿Cómo viven esto ustedes que son los protagonistas?
“Todos los involucrados tenemos la obligación de no permitir que esa época regrese. Es simplemente darse cuenta todo lo que uno disfruta de un partido en el que caben todos. La adrenalina que se vive es distinta. Quién sufre más que nosotros los jugadores cuando nos marcan un gol y tenemos que aguantarnos la rabiecita de ver al otro festejando al lado. Pero si le preguntas a cualquier jugador, a uno que de verdad disfrute el fútbol, te va a decir siempre que prefiere un clásico con las dos aficiones. El hincha debe pensar en eso para entender que la rivalidad no puede llegar al límite en el que obliga a privarnos a todos de la fiesta”.
¿Qué piensa del momento del rival?
“Nunca me tocó enfrentar a un Nacional que, independiente del momento, no se creyera capaz de hacer un gran clásico y ponernos en problemas. No creo que esta vez sea la excepción. Además llevan proceso interesante”.
¿Hasta cuándo estará David en el arco rojo, teniendo en cuenta esa renovación solo hasta diciembre?
“Todavía hay energía y ganas; creo que aún hay tiempo para hacer muchas cosas. No planeo marcharme en un corto plazo ni que este sea mi último clásico titular en el arco del Medellín”.