Para Javier Álvarez el partido de hoy (3:00 p.m.) ante Leones en Turbo por la Copa Águila y el del sábado (8:00 p.m.) por la Liga frente a Millonarios, son dos finales. Él es una de las opciones que tienen los dirigentes para el cargo de director técnico del Medellín tras la salida de Hernán Torres.
En ambos el Poderoso se juega las clasificaciones y él, particularmente, la posibilidad de ser ratificado como estratega del DIM. “Todo depende de cómo juguemos y de los resultados, porque esto es fútbol profesional”, dijo ayer en la cancha de Sofasa, donde se notaba radiante.
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“Es una sensación muy bonita, algo que me agrada. Tengo que darle gracias a Dios porque me permite vivir de nuevo esta experiencia y de servirle al club para el que trabajo. Cuando uno hace lo que le gusta eso le produce satisfacción, alegría”, manifestó el ingeniero químico, campeón con el Once Caldas en 2009-1, al verse rodeado de jugadores y de un ambiente futbolero.
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Su amistad con Torres, a quien considera un gran técnico, y su condición de director deportivo del conjunto escarlata le permiten tener un buen conocimiento del plantel, la estructura y estilo de juego. Todo eso lo aprovechará para buscar dos victorias que le abran en definitiva las puertas como timonel. Insiste en que hay buen equipo, “capaz y con una nómina competente” y confiesa que el afán de todos es ofrecerles alegrías a la afición.
Para lograr que el DIM retome la confianza y exhiba el juego de otras jornadas, es necesario “que sea más compacto, equilibrado, constante en los 90 minutos y fuertes en la pelota quieta”, y dice que además de poner condiciones, también se requieren deseos, voluntad y persistencia. Con la base ya abonada, Javier asume un reto y aseguró que quedarse será una consecuencia de los resultados.