Andrés Ricaurte y Marlon Piedrahíta jugarán una final especial desde este sábado por la Liga Águila-2, por el pasado que tienen los dos futbolistas con Junior e Independiente Medellín.
Y es que Ricaurte, de 27 años, estuvo a punto de firmar con el equipo barranquillero en diciembre del año anterior (2017), pero el club tiburón no lo contrato porque, según el parte oficial, el antioqueño no superó los exámenes médicos.
De esa manera, el creativo terminó firmando con el Medellín sin saber que hoy sería el eje del equipo escarlata. Además, por sus números, es el mejor volante del torneo.
“Tenía unos antecedentes de una cirugía de ligamento cruzado y a ellos eso no les gustó. Afortunadamente me sedujo el proyecto que me ofreció Medellín, hecho para ganar y gustar a la hinchada, y acá estamos”.
Ricaurte no tiene ánimos revanchistas, pero sí quiere meterse en la historia del DIM alcanzando la séptima estrella. Máxime después de que el club informara que hará uso de la opción de compra del exquisito volante.
Ya le tocó ser figura ante Junior en una etapa decisiva. Sucedió en el primer semestre de este año cuando el Poderoso eliminó al club costeño en los cuartos de final de la Liga.
Además, Andrés está acostumbrado a ser destacado en los duelos ante ese elenco, y espera que en esta final no sea la excepción.
Ricaurte fue de los que se mostró molesto por el cambio de fechas de la final, pero sabe que el grupo ha trabajado a conciencia y que el apoyo mostrado por la hinchada, que ya agotó las boletas para el duelo del 16 de diciembre, es un impulso anímico para sacar un buen resultado, este sábado a las 7:00 p.m., en el estadio Metropolitano.
Un segundo aire
Una situación similar experimenta Marlon Piedrahíta en el Junior. El lateral derecho salió del Medellín después de la llegada del técnico Juan José Peláez, en julio de 2017, quien dio el visto bueno para su partida a otro equipo.
Piedrahíta venía siendo discutido por la afición del DIM, y la llegada al equipo barranquillero le dio un segundo aire a su carrera.
Este año fue elegido como el mejor lateral derecho del continente por la Conmebol, que lo puso en el equipo ideal, pero más allá de los reconocimientos individuales, anda concentrado en lo que puede ser el bicampeonato, con los títulos de la Copa Sudamericana y la Liga Águila.
“Contento por el nombramiento de Conmebol, pero para mí lo más importante siempre han sido los logros grupales”, indicó.
A sus 33 años, este antioqueño manifiesta que está en su mejor momento después de haber pasado por clubes como Nacional, Envigado, Tolima, Águilas, Pasto, Caldas y Medellín, antes de pertenecer al Junior.
Ya fue campeón con ambos clubes: 2016 en la Liga del primer semestre con la camiseta escarlata, y en 2017 levantó la Copa Colombia con los rojiblancos.
A principio de este año el DIM tomó la decisión de no “repatriarlo” y Marlon aceptó la renovación, por 12 meses, que le ofreció el Junior.
Gracias a ser pieza clave para el técnico Julio Comesaña, ese equipo podría hacer uso de la opción de compra. De lo contrario, deberá regresar al Poderoso para preparar lo que será la temporada 2019.
Así que las historias de Ricaurte y Piedrahíta con los dos finalistas son un condimento extra para esta final.
La pregunta es: ¿quién terminará como campeón? Marlon, que retomó su carrera en Junior y le gustaría continuar en esa institución, o Ricaurte, que despliega en la cancha magia con su juego y quien recibió la buena noticia de que el Medellín se hará definitivamente con su pase.