Si los jugadores lo dejan todo cuando entran a la cancha, los papás no escatiman esfuerzos para que sus hijos sientan el apoyo desde la tribuna.
Ese es el caso de la “incondicional”, como se describe, la barra del equipo Brasilia que este año participa, por primera vez, en el babyfútbol, representando el barrio San Pablo 2 de Medellín.
Aunque son 18 los futbolistas inscritos en el torneo y 11 en la cancha, son más de un centenar de padres, tíos, abuelos, primos y amigos, los que celebran en la victoria y suben el ánimo en la derrota. Sus voces y palmas, son los instrumentos que emplean para alentar en cada juego.
Julio César Osorio, progenitor de Santiago Osorio, uno de los menores de edad del equipo que reúne jugadores de toda la comuna Nororiental, cuenta que, al igual que la preparación de sus hijos para el Festival, ellos llevaban cerca de tres meses planeando cómo sería su intervención en el evento, pues esta presencia influye en la calificación del juego limpio de los elencos participantes.
“Nosotros siempre estamos apoyando a los muchachos, somos muy comprometidos con su proceso formativo y el haber clasificado a la baby fue muy motivante para todos, desde ese momento creamos un grupo logístico que se encarga de la parafernalia de la barra”, dice Osorio.
Desde ese momento, asegura, las redes sociales se volvieron sus aliadas para convocar y organizar los grupos que se encargan del vestuario, las banderas y otros distintivos con los que querían marcar diferencia en la tribuna de la cancha Marte 1.
“Hay unos padres que son los encargados de diseñar las camisetas y gorras, otros de llevar y cargar las banderas, de inflar las bombas y otras cosas, así todos nos involucramos”, expresa Julio César, quien agrega que hasta personas que se quedan o llegan antes de otros partidos, se han unido a ellos para alentar a este equipo.
Otro de los familiares que ha motivado a la barra es Ana María Durango, mamá de Samuel Restrepo, quien es la encargada de versionar las canciones con el nombre del equipo para alentarlos en los partidos.
Sus visitas a los estadios acompañando a su hijo e internet, son la fuente de inspiración para crear los coros que todos cantan al unísono.
Ese respaldo, dice le ha servido a San Pablo 2 para realizar la buena campaña que han hecho en el babyfútbol, en la que además, el cuerpo técnico se comprometió a darle minutos a todos los integrantes para que cumplan el sueño de jugar en el evento que han perseguido desde hace 15 años, cuando se creó el equipo.
Eso sí, ambos padres coinciden en que compartir esta experiencia con sus hijos, hace que ellos valoren más el haber elegido este camino desde niños. “A través del deporte aprenden la naturaleza de la vivencia humana, de compartir, formarse como personas de bien y de saber que en la tribuna y fuera de ella cuentan con nosotros”, concluyó Osorio.