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Judo paisa procura reinventarse

Iniciamos hoy una serie de trabajos especiales, a modo de radiografía, de cómo marchan las ligas de Antioquia, su labor, proyección y deportistas.

  • Desde 2015 Juan Pablo Hernández hace parte del programa Talentos Postobón, que lo apoya con los gastos e implementación deportiva para sus eventos internacionales. FOTO Manuel Saldarriaga
    Desde 2015 Juan Pablo Hernández hace parte del programa Talentos Postobón, que lo apoya con los gastos e implementación deportiva para sus eventos internacionales. FOTO Manuel Saldarriaga
29 de marzo de 2019
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En 2009, en medio de una entrevista tras ser campeón departamental, Juan Pablo Hernández Echavarría vaticinó uno de los sucesos que marcarían su vida en el judo colombiano.

“En cuatro años iré a mi primer Mundial y quiero que sea en Miami”, dijo en su momento el menor de los hernández Echavarría.

La sorpresa fue enorme cuando Claudia, su mamá, encontró en una pila de papeles el recorte de aquel artículo, a menos de un mes de que Juan Pablo compitiera en el Campeonato del Mundo sub-18 en Miami, en 2013, el primero de su carrera deportiva.

Premonición, una cuestión de fe o una jugada caprichosa del destino hicieron que este paisa cumpliera su sueño justo como lo deseó siendo niño.

En ese torneo llegó hasta dieciseisavos de final y terminó en la posición 16 entre 32 competidores.

“Los resultados no se me dieron, pero peleé súper bien, gané dos combates (contra rivales de Bélgica y Estados Unidos, que son potencia) y caí ante un contrincante de Mongolia que, en ese torneo, fue subcampeón”, cuenta Juan Pablo, ahora de 22 años.

Pero, más allá del resultado en el tatami, su satisfacción fue recorrer las playas de South y Crandon Beach, algo que nunca imaginó que iba a ser realidad de no haber sido por el judo, que lo alejó de la vulnerabilidad del barrio donde vivía.

Dios, cuenta el deportista, lo escuchó de nuevo y le cumplió su segundo deseo de manera consecutiva: combatir en Dubái, otro de esos exóticos parajes que siempre quiso conocer. Allá le fue mejor, pues en el Mundial de la misma categoría fue séptimo.

Ese fue su arranque a nivel internacional, “aunque antes ya había recorrido Suramérica en competencias juveniles”. Ya son 27 los países que ha conocido por cuenta de las llaves y luxaciones, con las que ha ganado ocho campeonatos suramericanos, dos panamericanos, títulos centroamericanos, podio en las competencias del ciclo olímpico, campeón de copas Mundo, todos reconocimientos en las categorías sub-15, 18, y 21.

Desde que llegó a la división de menos 66 kilogramos mayores, hace dos años, ha cosechado tres triunfos en el extranjero: el segundo lugar en el Open de Chile-2017, un oro en el Suramericano de 2018 y una medalla de bronce en el Panamericano de Argentina.

Este año, su mayor reto es lograr el cupo a los Juegos Panamericanos de Lima, por eso, en el clasificatorio del próximo mes en la capital inca saldrá en procura del primer lugar del podio.

“Además de clasificar, ser primero me permitirá viajar a Japón durante tres semanas para entrenarme rumbo a las competencias venideras”, dice Hernández, quien, además, es esperanza de clasificación a Tokio-2020.

“Juan Pablo tiene todo el perfil para llegar a los Olímpicos, se ha destacado en todas las categorías, la idea es que sume el mayor número de puntos en el ranquin para que pueda quedarse con un cupo”, señaló Juan Esteban Ochoa, entrenador de la Selección Antioquia.

Hoy acumula 185 puntos con miras a Olímpicos. Su meta es llegar a 600 unidades, un registro que le permitiría estar en Tokio y así romper con 32 años de ausencia de un judoca antioqueño en esas justas.

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