Por Jessica Quintero Serna
De los 944 escenarios deportivos que tiene Medellín, 92 están dedicados al alto rendimiento desde 2009 cuando fueron intervenidos para la organización de los Juegos Suramericanos de 2010.
El legado de dichas justas fue el de una infraestructura que a hoy, una década después de la realización del evento, sigue cumpliendo las exigencias de las federaciones internacionales de las disciplinas que en su momento tuvieron competencia.
Fue tal el impacto de la renovación de esos lugares dedicados a la actividad deportiva que los escenarios construidos para ese entonces avivaron el espíritu de Medellín por convertirse en una ciudad olímpica y así aspirar a los Juegos de la Juventud 2018.
La sede terminó en Buenos Aires, Argentina, pero dejó en la ciudad un proyecto que nuevamente se quiere retomar para la edición de 2026 y en el que la infraestructura juega un papel fundamental en esa intención.
De esos espacios para el alto rendimiento, que en su gran mayoría están concentrados en las unidades deportivas Atanasio Girardot y Belén, cerca del 70% está en condiciones de albergar las Olimpiadas juveniles, lo cual significa que Medellín emprende la tarea de destinar recursos para mejorar sus escenarios –que no se intervienen desde los Suramericanos–, si quiere ganar la sede de las justas en su segunda postulación.
Para la primera candidatura, la ciudad proyectó una inversión de 170 millones de dólares para la ejecución operativa del evento, cifra que incluyó lo que en ese entonces necesitaba para infraestructura.
EL COLOMBIANO recorrió la unidad deportiva Atanasio Girardot, acompañado de funcionarios del Inder para hacer una primera exploración de las condiciones físicas de los escenarios para la postulación. En el ejercicio se encontró que aunque la ciudad cuenta con espacios en óptimas condiciones, requiere actualizaciones.
César Correa Duque, coordinador de infraestructura del Inder, reitera que los escenarios construidos en 2009 cumplen con la normatividad de cada confederación internacional y, permanentemente, se revisan nuevas exigencias para ponerlos a punto.
En cuanto al diseño arquitectónico de los coliseos de baloncesto, voleibol, gimnasia y combates, explica Correa, “se construyó una fachada perforada que garantiza el 63% de transparencia con lo que logramos niveles de iluminación establecidos para temas de transmisión y conducción de aire”.
Pero, para las olimpiadas, señala el experto, se exigiría “mayor luminosidad porque las transmisiones de estos eventos se hacen en alta definición, por lo que se tendría que hacer ajustes en el número de luminarias (cuatro líneas de lámparas en cada coliseo) apoyados de reflectores, de ser necesario”.
Gracias a esta estrategia en la que se redujo el uso de energía eléctrica para iluminación y aire acondicionado, sumado a la utilización del metro como medio de transporte para disminuir la emisión de gases, Medellín recibió el Premio de Medio Ambiente y Deporte del Comité Olímpico Internacional en 2011, por el manejo de sostenibilidad en los Suramericanos.
Más aforo, necesidad
El común denominador de necesidades a atender en los escenarios, pensando en los Olímpicos, es el aforo.
Coliseos como los de gimnasia Jorge Hugo Giraldo, tenis de mesa Rodrigo Pérez Castro, estadio de atletismo Alfonso Galvis Duque, patinódromo Guillermo León Botero y el complejo tenístico Carlos J. Echavarría tienen una capacidad menor a 1.500 personas, por lo que se necesitarían ampliaciones en ese aspecto.
Juan José Moreno, administrador de la unidad deportiva Atanasio Girardot, apunta que en varios de ellos se tiene el espacio suficiente para solventar la limitación.
“En este caso se utilizarían tribunas removibles, especialmente en los costados norte y sur, pues son las zonas donde hay lugar para la expansión”, comenta.
Aunque el coliseo Iván de Bedout cuenta con el tercer aforo más alto de la unidad tras el estadio (44.863) y el complejo acuático (5.600), también tiene posibilidad de crecer, pues en él se pueden practicar otras disciplinas.
En el caso del complejo tenístico, en el que se tienen una cancha principal y nueve auxiliares, se haría uso del espacio de estas últimas para aumentar el aforo de la central; sin embargo, el principal está ubicado en el parque Juanes de la Paz, del barrio Castilla.
La construcción o uso temporal de tribunas también incluye su adaptación con cubierta, de la que también carecen ahora. “Hay que pensar en techar las graderías existentes en el complejo acuático, atletismo, tenis, velódromo y bicicrós, que está en Belén”, complementa Moreno.
Renovar zona noroccidental
El complejo de tenis, el estadio de béisbol y el coliseo de tenis de mesa, ubicados en el costado noroccidental de la unidad deportiva, no fueron incluidos en el plan de renovación para los Suramericanos, y necesitarían intervención.
“Aunque el tenis ya tiene su espacio, le hacen falta camerinos, zona médica y control al dopaje, lo mismo que tenis de mesa. El estadio de béisbol, aunque no es olímpico, necesita más tribunas, mallas altas, iluminación, etc. Este también es multipropósito, porque se ha usado para eventos de tiro con arco, que tiene su campo en Belén”, dice el administrador.
Necesidades que, a los ojos de expertos, son mínimas, pero que deben atenderse para que Medellín aspire a ser la primera ciudad olímpica de Colombia n