" Y en mi noche postrera, solitaria y oscura, emprenderé un camino que nunca soñé; y en el hondo silencio del bosque, en la espesura, hundido en una fuente, en Dios descansaré ".
Este poema, que más parece una radiografía de los hechos que rodearon la muerte accidental del Padre Gustavo Vélez Vásquez, más conocido como Padre Calixto, resulta estremecedor. Sobre todo si se tiene en cuenta que él mismo lo escribió en la parte posterior del recordatorio de su ordenación como sacerdote, hace 40 años.
Y es que este antioqueño de inquebrantable fe, que sintió la vocación por Dios desde los once años de edad cuando ingresó al Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal no solo consagró su vida a Dios sino a las innumerables personas necesitadas a quienes les tendió su mano y su espíritu.
A tal punto que hoy su presencia y obra siguen vivas a través de sus proyectos comunitarios encaminados a la formación solidaria, donde amigos y voluntarios ponen en práctica sus sueños.
Con ocasión de la conmemoración del primer aniversario de su fallecimiento, su familia dispuso para hoy, a las 5:00 de la tarde, la celebración de la Santa Misa en la iglesia del Santuario de la Madre Laura.
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