Tras los atentados de ayer que dejaron por lo menos 62 personas muertas y 135 heridas, Afganistán se despertó hoy en medio del rechazo, tanto de las autoridades del país como de los talibanes (que se desvincularon de los hechos), por una de las jornadas más sangrientas de la última década.
Por esa razón el presidente Hamid Karzai canceló su visita al Reino Unido.
Karzai, que se encontraba ayer en Alemania, donde se celebró una conferencia de las autoridades afganas y la comunidad internacional, decidió no viajar a Londres donde tenía previsto reunirse con el primer ministro británico y firmar un acuerdo de cooperación.
Los dos ataques terroristas fueron perpetrados en las ciudades de Kabul y Mazar-i-Sharif coincidiendo con la jornada de Achura, una de las más importantes del calendario chií.
De inmediato, los atentados generaron el rechazo nacional e internacional.
El ataque más fuerte ocurrió cuando un terrorista se coló entre los miles de chiíes que abarrotaban hacia mediodía la entrada del santuario de Abul Fazl y detonó una carga explosiva que mató "al menos a 62 personas", explicó un responsable policial de la capital.
Los atentados también fueron repudiados "en los términos más enérgicos" por el secretario de la ONU, Ban Ki-moon, quien condenó los hechos.
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