Barquerita. Así le ha dicho siempre Óscar Tulio Lizcano a su esposa, Martha Arango, la que lo mantuvo con vida durante ocho años de cautiverio y que no faltó un solo día con un mensaje radial para él.
Ella fue la fuerza para lanzarse al vacío y correr durante tres días y tres noches por la espesura de la selva chocoana con el objetivo de salvar su vida. Sin comida, sólo con agua y Frutiño.
"Isaza", el guerrillero que lo custodiaba, se hartó también de la presión del Ejército, del hambre, del cansancio y hace dos semanas tomó la gran decisión: "Cucho, viejo, yo lo voy a sacar a usted".
Por eso el jueves pasado, al menor descuido, arrancaron a correr con el firme convencimiento de que si los capturaban los fusilarían.
Según informó el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, desde la base aérea Marco Fidel Suárez, de Cali, hacía más de cinco meses la Policía y el Ejército hacían tareas de inteligencia gracias a las que se logró precisar el área donde se encontraría Lizcano.
Alias "Moroco", uno de los integrantes de la columna guerrillera encargada de custodiar al ex congresista, desertó el 2 de octubre y se entregó a la Policía ocho días más tarde. "El 10 de octubre este individuo dio detalles más concretos sobre la localización, de cómo movían al doctor Lizcano dentro de un perímetro cerca al río Tamaná, entre los límites de Risaralda y Chocó", explicó el Ministro de Defensa.
El cerco estaba cerrado
A partir de entonces comenzó a planearse una estrategia con el fin de cerrar los corredores de movilidad y abastecimiento entre el frente Aurelio Rodríguez de las Farc y la columna, de manera que la comida comenzó a escasear.
Enfermo y mal alimentado, por una dieta obligada de cogollo de palma, el ex congresista emprendió su marcha hacia la libertad ayudado por su antiguo carcelero; atrás quedaron unos poemas dedicados a su esposa y ocho años de cautiverio en poder de la guerrilla, durante los que padeció toda suerte de enfermedades de selva tropical.
Ayer, muy temprano en la mañana, los dos fugitivos se toparon con un campamento de la Brigada Móvil XIV del Ejército. Los militares procedieron de inmediato a trasladarlo a Cali.
El sitio exacto de la liberación no ha sido confirmado por las autoridades, pero se presume que fue en una vereda del sur del Chocó, en el municipio San José del Palmar, cerca del río Tamaná.
Al llegar a Cali, Lizcano ofreció unas palabras a la prensa antes de ser sometido a los exámenes médicos.
"Deben comprender mi incoherencia por la falta del ejercicio de la palabra, toda vez que no podía hablar, ni comunicarme con ninguno de los guerrilleros que me custodiaban", fueron sus primeras palabras.
"Isaza, muchas gracias"
El presidente Álvaro Uribe manifestó desde Cali que tras analizar la situación de alias "Isaza", "llegamos a la conclusión de que aquí el guerrillero abandonó la guerrilla y trajo consigo al secuestrado. Hace meses el Gobierno había reiterado la oferta de que los guerrilleros que buscaran la libertad de los secuestrados y abandonaran la guerrilla sean alojados en el extranjero y recibieran una recompensa y vamos a aplicar esta decisión en el caso de 'Isaza'", advirtió el primer mandatario.
"Nosotros no gozamos cuando se le da de baja a un guerrillero. Nosotros gozamos cuando ese guerrillero rectifica, abandona la acción violenta, se reintegra al mundo de la libertad, a las instituciones de su patria y a su familia. Isaza, muchas gracias. Isaza, muchas gracias", dijo Uribe.
Mauricio Lizcano, el hijo mayor de Óscar Tulio, fue el primero en encontrarse con él. Al final de la tarde pudieron abrazarlo sus hermanas, su otro hijo y finalmente Martha, su esposa, quien llegó a Cali hacia las 8:00 p.m.
A la pregunta de ¿qué lo mantuvo vivo durante tantos años? el ex congresista no dudó: "Ah, mi Barquerita. Me duele porque se me quedaron las 20 últimas poesías que le había escrito".
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