Hace unas semanas estuve en una exposición de las principales obras de Giovanni Bellini en el palacio Quirinale de Roma. La última muestra suya se había realizado 60 años atrás.
Pude ver las pinceladas sencillas, los paisajes llenos de riqueza, los rostros que expresan serenidad y devoción de este maestro veneciano a quien llamaban "El Gambiellino", nacido al parecer en 1435 y muerto en 1516.
Sus pinturas, aunque muchas hechas por encargo, dejan ver una fina sensibilidad espiritual, especialmente en las expresiones en los rostros y en ese arte de conjugar lo sagrado con lo terrenal, integrando en un mismo paisaje la espiritualidad de los personajes religiosos dentro de la naturaleza, hasta en los más mínimos detalles.
En sus famosas obras tituladas "Madona con il bambino", hay decenas de versiones de la Virgen con el Niño, que traen un mismo formato, pero son expresadas de diferentes maneras y que traen lo que en ese momento fue una novedad para la historia del arte religioso: pinturas que reflejan una relación cercana de la Virgen con el Niño Jesús, que dejan ver la maternidad, el consuelo y la protección de la madre hacia su hijo, según decía el curador de esta muestra Giovanni Villa.
Antes de Bellini, las pinturas religiosas eran un icono, con fondos infinitos. Bellini, con su arte, trajo lo sagrado a la tierra y convierte un paisaje muy cercano a la realidad terrena y al intercambio de sentimientos.
Muestra en sus pinturas a un Dios que se hace hombre en una realidad concreta, en una naturaleza específica. Recrea el entorno de las obras con un ambiente muy natural.
Entre muchas otras estaba la obra La Crucifixión entre la Virgen y San Juan, (1471). En esta obra se observan los detalles de la realidad tanto celestial, por los ángeles que rodean al Señor clavado en la cruz, como los de un espacio terrenal, a ejemplo de la naturaleza que acompaña la escena donde yacen también su madre María y el apóstol Juan: El río, los árboles, algunos obreros trabajando el campo, los centuriones, son los elementos que pretenden evidenciar el hecho de que Jesús nació y murió en un momento específico de la historia.
1. Otro elemento que destacan sus pinturas es el hecho de que Bellini rompe las barreras del tiempo y mezcla personajes de diversas épocas. Tal es el caso de obras como la Virgen con el niño entre los santos, que muestra a personajes como San Francisco de Asís, San Jerónimo, y San Sebastián, adorando al niño Jesús.
Como "uno de los grandes poetas de Italia. Hombre de meditaciones infatigables", así lo llamó Roberto Luoghi (1890 - 1970), historiador del arte italiano. Como alguien que, "incluso con la evolución de sus obras fue siempre él. De sangre cálida, de aliento sincero, un acuerdo pleno y profundo entre las huellas del hombre haciéndose historia y el manto de la naturaleza".
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