La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró ayer la primera pandemia de gripa del siglo XXI, como una medida que busca ser preventiva antes que alarmista y que propende involucrar a todos los actores de la sociedad en el cuidado de la salud general.
Vista de forma desprevenida, la medida puede sonar impactante, fuerte y mostrarnos que algo grave sucede o está por suceder en términos de nuestro bienestar.
Al contrario, lo que busca la autoridad que rige la salud mundial es comunicarnos que el asunto reviste seriedad y que, con los actuales protocolos médicos y las posibilidades de información del mundo moderno, todos podemos contribuir a controlar el avance y los efectos de la influenza AH1N1.
Ese clima de confianza lo transmiten las palabras de la directora de la entidad, Margaret Chan: "Ninguna pandemia previa ha sido detectada tan tempranamente o seguida tan de cerca, en tiempo real, justo desde el comienzo mismo".
La OMS utiliza un sistema de seis fases de alerta pandémica para informar al mundo sobre la seriedad de una amenaza y la necesidad de iniciar acciones más intensas. Cuando declara el estado seis, significa que el virus causa brotes sostenidos a nivel comunitario en más de una región, sin incluir aquella donde se generó. A ese estado ya se le denomina pandemia.
Asistimos pues, a la puesta en marcha de un sistema que no pretende generar caos. Se trata de un procedimiento que vela por el mantenimiento de la salud de sus 193 Estados miembros y de los 6.000 millones de habitantes del planeta.
Y nuestro país no es ajeno a acompañar la ejecución de las medidas sugeridas por la OMS y, mucho menos, a contribuir en el mantenimiento de un estado de calma dentro de la población.
Una actitud que, sin duda, es saludable y genera confianza en el trabajo de las autoridades. Ha sido constante el esfuerzo informativo, preventivo y de seguimiento del Ministerio de Protección Social, aunque no podemos dejar de lamentar la muerte de una joven mujer en Bogotá. Nos unimos al llamado del Gobierno para no bajar la guardia. Cada estamento social, laboral y familiar debe estar atento a los síntomas, su posible agravamiento y observar las recomendaciones de las autoridades médicas.
La efectividad del sistema preventivo mundial la confirman las cifras, miradas de forma comparativa: hasta el momento, la gripa AH1N1 deja 144 muertos y 29.000 infectados en todo el mundo. Cada año, la influenza común causa la muerte de entre 250.000 y 500.000 personas e infecta a millones.
En las manos de cada uno está, de forma literal, la defensa y protección ante la propagación de la gripa A. Y por eso, la insistencia de enfrentarla con calma y manos limpias.
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