Para las 10:00 de la mañana de hoy, en la Iglesia del barrio El Salvador, se programó la misa exequial de Diego Alexánder Blandón García, el joven de 23 años que en la madrugada del domingo murió al rodar por un abismo del cerro Quitasol, de Bello.
Su cadáver será llevado luego al cementerio Jardines Montesacro, de Itagüí, a donde acudirán sus familiares y compañeros de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Antioquia, donde estudiaba.
La suya es una muerte más que pone el Quitasol en una larga lista de tragedias que allí se han sucedido a lo largo de los años, confirma el capitán Orlando Ortega, comandante del Cuerpo de Bomberos de Bello, organismo al que le tocó rescatar no sólo el cadáver de Diego Alexánder, sino también a María Camila Villada Moreno, una compañera que cayó con él y que milagrosamente salió ilesa del percance.
Ella fue conducida con heridas leves al Hospital Marco Fidel Suárez, donde el mismo domingo le dieron de alta. Con ellos estaban otros dos amigos que no pudieron hacer nada para salvar a Diego, pues tanto él como María Camila rodaron por un abismo y, según explicó el comandante de los Bomberos, Diego murió al instante.
"A la muchacha por fortuna no le dio hipotermia, porque eso de noche es muy frío", comentó el capitán, que debió utilizar bomberos expertos en manejo de lazos para sacar a las víctimas.
De todos modos, recomendó que quien no conozca el cerro mejor no se meta de noche porque "es muy quebrado, tiene abismos y zonas boscosas en las que uno se pierde", comentó.
Confirmó que muy seguido sus hombres deben acudir a rescatar personas extraviadas y que no es raro que haya víctimas, "por año póngale mínimo un muerto", dijo.
Y aunque de entrada aconsejó que el sitio no sea visitado de noche, recomendó que quien se atreva a desafiarlo, mejor lleve un guía.
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