Colombia formalizará el 7 de mayo próximo la destrucción de su arsenal de bombas de racimo en un polígono establecido por la Fuerza Aérea (FAC) en el departamento de Vichada.
La eliminación de estos artefactos por parte del país será declarada durante un acto encabezado por los ministros de Relaciones Exteriores, Jaime Bermúdez, y de Defensa, Juan Manuel Santos.
El documento fue adoptado el 3 de diciembre de 2008 en Oslo y prohíbe la producción, distribución y uso de las bombas de racimo, compuestas por decenas de "submuniciones" que no explotan en su totalidad al caer a tierra, lo que convierte a las no activadas en minas contra persona, ya prohibidas por otro protocolo internacional, la Convención de Ottawa.
En virtud de este Tratado de Oslo, Colombia deberá destruir los 45 artefactos de este tipo en los arsenales de guerra de la FAC, que los mantenía en sus bases de Apiay y Palanquero, ambas en el centro del país.
La tarea, que está a cargo de cuatro oficiales y cuatro suboficiales de la FAC, implica el desarme de las bombas, cada una de las cuales lleva 240 "submuniciones" o bombeletas, y la colocación bajo tierra de los explosivos, para su activación controlada.
Las bombas de racimo serán reemplazadas por otras de "tipo convencional y de mayor precisión", anticipó la FAC, que utilizaba los artefactos proscritos para destruir pistas clandestinas utilizadas para operaciones de narcotráfico y de grupos armados ilegales, así como para atacar concentraciones de guerrilleros y otros objetivos militares.