OJO CON LAS TARJETAS . Contaba una señora que su hijo de pocos años estaba empeñado en que le comprara un avión de verdad; la madre le explicó que eso no era posible porque un avión vale mucho dinero y ella no lo tenía, pero el chiquillo le resolvió el problema en la forma más simple: "Entonces págalo con tu tarjeta de crédito?".
La tarjeta de crédito es una gran comodidad, y en la vida diaria es frecuente que al no tener dinero en efectivo para un antojo se acuda a la tarjeta; es muy fácil firmar un comprobante, pero muchas veces se hace sin pensar en la capacidad de pago. Por eso es peligrosa en manos de personas que carezcan de dos virtudes fundamentales: prudencia y responsabilidad. Los abuelos paisas, que eran sabios en sus consejos, sobre la prudencia decían: "gasta menos de lo que ganas", y sobre la responsabilidad enseñaban que "rico es el que no debe un peso y no gasta lo que no tiene".
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