Pareciera que este mundo moderno, con sus evidentes y espectaculares avances en materia tecnológica, no alcanza a satisfacer las distintas necesidades de los hombres.
En el mejor de los casos, estos avances colman una serie de necesidades materiales, pero, como ha ocurrido a través de la historia de la humanidad, ello no nos basta para sentirnos plenamente satisfechos.
A través de los tiempos el hombre ha sentido la necesidad de llenar un vacío existencial que lo agobia.
Para muchos, la vida en este planeta tierra va más allá de la mera satisfacción de las necesidades materiales y buscan, afanosamente, encontrar sosiego y paz. Para ello, las más de las veces, fijan su esperanza en un más allá o en una dimensión distinta a la que percibimos.
Son diversos los medios a los que ha recurrido la humanidad para alcanzar ese estado. La religión ha sido, por antonomasia, uno de ellos.
Desde la antigüedad griega, la filosofía ha sido una fuente de búsqueda a la que los hombres han recurrido. Igualmente, por milenios, la literatura ha abrigado y cobijado a la humanidad.
En la actualidad existe, además, un conjunto de movimientos que, desde distintas perspectivas, quieren ayudarle al hombre a llenar ese vacío.
Algunos de estos movimientos tienen tras ellos una tradición milenaria y un conocimiento que en muchos casos resuelve problemas y da alivios que la ciencia moderna es incapaz de brindar.
La existencia de estos movimientos pone de presente que, aún en estos tiempos, hay otras formas de ver y entender el mundo y que, aunque muchas de ellas no siguen los cánones del método científico o no responden a su lógica, les resultan efectivas a mucha gente, pues les resuelven sus problemas, o les llenan algún vacío, o les ayuda a llevar su diario trasegar.
Un aspecto que generalmente nos genera angustia es la enfermedad, en especial las enfermedades crónicas o terminales, bien sea que las sufrimos en persona o que seres cercanos a nosotros las padecen.
Igual ocurre con la perspectiva de muerte o la muerte inesperada de un ser querido.
Frente a este tipo de angustias muchos se refugian en la ciencia médica y dejan que ella les resuelva sus dolores y preocupaciones. Igualmente, hay personas que encuentran en otras perspectivas y movimientos alivio a dichas angustias.
Y, en muchas ocasiones, y a pesar de las críticas de los racionalistas, estas perspectivas alternativas les ayudan a las personas a sanar y a encontrar una paz y un sentido a la vida que la ciencia no les ofrece.
El concebir al hombre de manera más íntegra y no como un caso más de una sintomatología general ayuda a entender la dimensión existencial del hombre y por ese camino, no pocos, han encontrado, de nuevo, su salud y una forma de vida más plena.
Los cánones tradicionales no ofrecen, desde nuestra experiencia diaria, una perspectiva que nos permita concebir la muerte como un paso más en el camino de vida y tampoco abren la posibilidad de que existan dimensiones diferentes a las terrenales. Concepciones alternativas, muchas de las cuales se originan en tradiciones milenarias, le ofrecen al hombre una mejor comprensión de esa realidad. De esta forma, estas concepciones les permiten a los hombres explorar otros caminos de vida que hacen más tolerable la existencia.
Es bueno reconocer que el hombre moderno busca, al igual que sus antepasados, aliviar sus angustias y encontrarle un sentido a su existencia. Sin lugar a dudas, la ciencia moderna ayuda en este propósito. Pero es necesario entender que ella no agota el conocimiento y no cubre todas las perspectivas del problema.
Esto deja abierta la puerta para que otras concepciones vengan en ayuda del hombre.
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