Una sociedad que pretenda ser civilizada y un país que aspire a ser viable y sostenible, deben convertir a sus niños en su más importante capital humano y social. En Colombia el 40% de la población es menor de edad y para esta población la Constitución estableció prevalencia de sus derechos, sin embargo la realidad es otra. Más de 1 millón de niños cada año son víctimas de delitos atroces. Sin incorporar cifras de otros delitos y carencias que sufren millones.
Según cálculos oficiales, en el 2007 más de 200.000 niños fueron violados, 850.000 maltratados severamente, 25.000 explotados sexualmente, 560 niños se encuentran secuestrados, miles han sido reclutados o secuestrados para la guerra y en promedio cada día 7 mueren violentamente; delitos cuyas consecuencias son obviamente irreversibles y siempre son cometidos contra inocentes incapaces de defenderse por sí mismos. Son delitos silenciosos, no se denuncian y la impunidad es la más importante estadística para mostrar como resultado. Y frente a esas atrocidades contra los niños, nunca hemos salido millones a marchar, son pocos los esfuerzos por visibilizar a las víctimas y las discusiones son eternas para tomar cualquier decisión.
Mientras tanto, más de 170 niños fueron violados y asesinados y no nos enteramos, hoy sabemos porque Garavito confesó y su condena equivale a 3 meses por cada víctima. Una investigación por la violación y asesinato de una niña de 9 años en el 2004 duró casi dos años, el culpable se escapó y esa muerte está impune. En el 2006 fueron encontrados tres niños de 2, 4 y 5 años amarrados por sus "padres", mostraban síntomas de maltrato severo y desnutrición, sin que nadie hubiese impedido esa atrocidad. Ese año se conoció que un médico "papá" de unas gemelas de 3 años las abusaba, pasaron dos años, un juez encontró méritos para abrirle juicio y le dio la casa por cárcel, los fines de semana.
En el 2007 un violador condenado dos veces quedó libre sin cumplir la última condena, y salió a violar a 6 niñas más. Cada año los delitos de pornografía infantil y explotación sexual van en aumento y cientos de niños quedan atrapados en esa sordidez. Y este año algunos lamentaron la muerte de un terrorista que además estaba acusado de secuestrar niños y de pedofilia. Y así se podrían describir cientos de miles de ejemplos de indolencia, silencio, impunidad y de injusticia.
¡Por todo esto, no más! Llegó la hora de rendirle un homenaje a la memoria de los niños asesinados en episodios de violencia sexual y maltrato, y a los que han sido y son víctimas de violación y explotación sexual, maltrato severo y secuestro.
Llegó la hora de hacer cierta la prevalencia de los derechos de los niños, apoyando con su firma un referendo para reformar el artículo 34 de la Constitución, que permita castigar hasta con prisión perpetua a los criminales y a sus cómplices, que cometen o permiten esos atroces delitos, que son de lesa humanidad.
*Concejal de Bogotá y promotora del referendo
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