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Un diario leer

27 de mayo de 2008
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Apenas despuntaba el siglo, con los colores políticos a flor de piel. Era la época de la beligerancia política, del ardor por el arte y las letras, era el preámbulo de los "locos años veinte", con todo el cambio y el progreso, que aquello implicó para nuestra sociedad. Era una época donde el valor de la palabra y la verdad significaban todo para los hombres.

En ese entonces el deseo de superar las diferencias y fortalecer los lazos en la comunidad inspiraron a Francisco de Paula Pérez a escoger el nombre. "...estuve pensando y barajando posibles títulos hasta que tropecé con que aquí, en Bogotá, se publicaba un órgano periodístico llamado "El Colombiano", cuyos redactores fueron apóstoles de la unidad nacional. Creí conveniente que en Antioquia se renovaran esas ideas.", indicaba Francisco de Paula Pérez, fundador del diario.

Hoy como ayer, ese sigue siendo una de las intenciones más fuertes, encontrar aquello que nos une e identifica, aquello que nos hace colombianos y antioqueños. Y aunque otros nombres pasaron por la mente del fundador, como "El Heraldo Conservador" y "El Antioqueño", eran títulos que implicaban establecer límites y diferencias políticas, cosa muy distinta a los deseos fundantes de EL COLOMBIANO.

El 6 de febrero de 1912 nació el periódico de los antioqueños, con las privaciones propias de una empresa que enfrentaba retos económicos y técnicos, sin embargo, el reto mayor fue materializar los ideales de sus forjadores.

"Sin más anhelos que contribuir al bienestar de la patria y llevar a la inteligencia de nuestros copartidarios el aire generador de fervorosos entusiasmos, indispensables para quienes libran la batalla espiritual de las ideas..."diría el editorial de esta inolvidable fecha. Así los habitantes de la Bella Villa conocieron los postulados de su nuevo periódico.

"El Decano de la prensa antioqueña", empezó así como un bisemanario de incierta periodicidad, con una imprenta ajena, por ello llevarlo a los lectores significó toda una odisea.

En sus inicios EL COLOMBIANO tenía propósitos políticos y sociales, pero ante todo buscaba superar la incomunicación que afectaba a una Medellín, también naciente. Desde sus orígenes este diario se ha caracterizado por una inamovible consigna "EL COLOMBIANO, un periódico de todos y para todos", inspirada en el deseo de ser el vocero de los intereses de Antioquia y el país.

“Yo siempre he dicho que EL COLOMBIANO, un periódico de todos y para todos", es un anticipo del actual derecho a la información del que en ese entonces no se hablaba. Se venía de una época en que la información la tenía el poder, el real en Europa o el poder político, después se pasó a una época de los dueños, luego los periodistas, que podían decir lo que quisieran. Ya el máximo de maduración es saber que el derecho a la información no lo tenemos nosotros para decir lo que queramos, sino la gente para estar informada," puntualiza doña Ana Mercedes Gómez, directora de este diario en la actualidad.

Hechos, no palabras
El 2 de enero de 1924 apareció en primera plana un aviso que así decía: "Hechos no palabras". República de Colombia, Correos Nacionales. Medellín, diciembre 27 de 1922. Balance del peso de los diarios de la ciudad que circularon por la oficina de Correspondencia en el mes de diciembre de 1922 y que se rinde a petición de El Colombiano. Los datos están a la orden del que quiera solicitarlos en esta oficina.

COLOMBIANO kilos 874 500 gramos.
Espectador kilos 175 500 gramos.
Correo Liberal kilos 368 700 gramos.
Este aviso se repitió varias veces en primera.

Así es como se tienen registros concretos de que en el momento de la primera edición se hablaba de cuatro páginas, tamaño tabloide con un tiraje de 400 ejemplares, vendidos a tres centavos cada uno. El periódico circuló los martes y viernes y se imprimía en una rudimentaria prensa Chandler. De manera irregular el periódico aumentaría poco a poco el número de páginas, así: El 26 de enero de 1923 salió de ocho páginas, sólo ese día. Luego el 30 y 31 de enero saldría con seis páginas.

A partir de febrero de 1923, el diario era de 8, 6 o 4 páginas. Salía esporádicamente la columna Ecos y Comentarios en primera, segunda o en otra página cualquiera, un solo comentario.

En 1930, en plena recesión económica en el mundo, se mencionaban mil ejemplares, en 1954 el número creció de 37 mil a más de 40 mil, en la década de los 80's llegaba a los cien mil, con un incremento del 30% los fines de semana, actualmente el número de ejemplares oscila entre 85.000 ejemplares en la semana hasta 180.000 los domingos.

Cifras que comprueba que EL COLOMBIANO ocupa el primer renglón entre los periódicos leídos en Antioquia, seguido por El Mundo, El Tiempo y El Espectador.

Desde 1913, EL COLOMBIANO pasó a ser propiedad del Directorio Conservador de Antioquia. Fue adquirido luego por el Dr. Jesús María Yepes y bajo su dirección comenzó a editarse diariamente.

El periódico se publicó en tamaño universal en 1914, el 19 de diciembre de este año EL COLOMBIANO llegó al número 400, serie XXX. En ese entonces figuraba Pedro P. Pimienta como director y a partir de 1916 el director sería Rafael Calle y Arturo Correa el administrador.

En 1930 en un hecho quijotesco, la empresa fue comprada por los doctores Julio C. Hernández y Fernando Gómez Martínez. Aunque el diario cambió de dueños su filosofía sus principios se mantuvieron firmes como lo indica el editorial que inauguraba una era distinta en el "Decano de la prensa antioqueña".

Hacia 1976 se cambió de impresión del sistema caliente al offset y allí se adquirió la rotativa Goss Urbanite. En 1982 se reemplazó la Urbanite por la Metroliner actual rotativa.

Cambio constante
EL COLOMBIANO ha sido pionero entre los periódicos del país en el desarrollo tecnológico. Siempre en busca de mejor calidad y excelencia en el producto para la satisfacción de los lectores, que buscan en las páginas del periódico la información y el análisis diario.

Quedan ya lejos los años en que se imprimieron los primeros 400 ejemplares en una prensa Chandler, pasó del linotipo al offset, lo que aceleró el proceso de producción mejoró la circulación, la calidad y la capacidad del tiraje, entre otros beneficios.

En la actualidad cuenta con una de las más modernas rotativas para la impresión offset de periódicos, la Goss Metroliner, de fabricación estadounidense y con capacidad para imprimir 80 páginas y 8 en bicolor.

Para los 90 años, en 2002, el periódico estrenó el sistema editorial Millenium, una moderna herramienta para la producción de publicaciones.

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