Aunque la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, ha perdido la importancia y la influencia de otras épocas, aún mantiene viva la capacidad de convocar a los principales líderes empresariales del mundo y de suscitar el interés de un grupo grande de jefes y ministros de Estado de diferentes naciones.
El principal mensaje que salió de la cumbre de Davos es que lo peor de la crisis económica mundial ya pasó. El consenso es que, luego de varios años de pesimismo y de grandes dificultades económicas y sociales en muchas partes del mundo, la crisis que estalló en 2008 comienza a ceder. Sin embargo, el debate está abierto acerca de las reformas y las políticas que deberán adoptarse para asegurar la recuperación.
Asimismo, un gran número de dirigentes hicieron un llamado a la cautela que se tiene que observar en el manejo que se les debe dar a los países. Se considera que la recuperación es muy frágil, que existe una gran cantidad de problemas que todavía están sin resolver y que los riesgos que se tienen son innumerables.
En este sentido se señaló que uno de los mayores riesgos que existe es el de la complacencia, en el sentido de que las autoridades económicas sientan que el mayor peligro ya pasó, que se baje la guardia y que no se continúe con las reformas que deben emprenderse.
La directora del Fondo Monetario Internacional fue explícita en indicarles a los países sobre los que recae la recuperación mundial, como son Estados Unidos, Japón, China y algunos de Europa, las tareas que éstos tienen pendientes y que resultan críticas para la salud de la economía mundial.
La preocupación acerca de la situación de los mercados y las instituciones financieras se mantiene y en Davos se habló sobre el tema. Aunque hay un claro consenso alrededor de la necesidad de una mayor regulación, el problema está en cómo concretarla. Para algunos, los riesgos de una burbuja de liquidez no son nada despreciables.
Al mensaje ligeramente optimista en materia de resultados económicos se le contrapone la compleja y oscura situación laboral que se expresa en una clara crisis de empleo. La Organización Mundial del Trabajo ha calculado que en 2012 la crisis dejó sin trabajo a cuatro millones de personas. Para 2013 esta cifra se calcula que aumentará a cinco millones.
Para Klaus Schwab, Director Ejecutivo del Foro Económico Mundial, este hecho, un crecimiento sin empleo, constituye el problema fundamental que enfrenta la actual recuperación mundial.
Según Schwab, esta situación debe superarse, pues considera que lo deseable es que las mejoras económicas se manifiesten de igual manera en la dinamización y la ampliación de los mercados de trabajo. De no ser así, las tensiones sociales van a aumentar y con ello se incrementan los riesgos de que la recuperación se frene.
En la cumbre del Foro también se habló de la importancia de la competitividad y la innovación como herramientas fundamentales que tienen los países para competir con éxito en un mundo globalizado como el actual. De igual manera, se hizo referencia a la necesidad que existe de que se restituya la confianza de las gentes en sus líderes.
En Davos quedó claro que, aunque el mundo enfrenta un conjunto muy grande de problemas de diverso orden, éstos no recibirán la atención que se merecen mientras la economía mundial no retorne a una senda de progreso continuo.
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