Pedro* visitaba el parque de El Poblado los fines de semana, pero no ha vuelto porque teme que, como sucedió ese amanecer de sábado de comienzos de septiembre, un tipo lo insulte y lo golpee.
A las 3:00 a.m. él estaba orinando en la avenida El Poblado, cerca del parque La Presidenta, junto a tres amigos con los que se había tomado unas cervezas.
Un tipo de unos 28 años, de cabeza rapada y vestido de negro, que también estaba orinando al pie de una manga, le dijo: “¿Qué me mirás, marica?”, y le dio una bofetada.
Cansados de las expresiones homofóbicas, Pedro y sus tres amigos se abalanzaron hacia el ofensor y otro hombre que lo acompañaba, los golpearon y se fueron hacia La Presidenta, mientras que los otros dos tomaron hacia el parque principal.
Al rato, los agresores y otros cinco sujetos volvieron a La Presidenta a buscar a los cuatro muchachos, por lo que estos escaparon hacia la carrera 42, excepto Pedro que, en maniobra suicida, fue hacia los agresores.
“Le pegué un puño al rapado y corrí como alma que lleva el diablo, hacia el parque de El Poblado. Llamé al 123, llegué al CAI y estaba vacío. Luego llegó un policía”, recuerda la víctima.
Uno de los perseguidos se cayó en el puente de La Presidenta y los siete sujetos lo golpearon y lo dejaron en el piso.
Al final, Pedro y sus amigos tomaron un taxi en el parque y se fueron para sus casas.
No fue el único caso esa madrugada. Según Pedro, a las 3:30 a.m., dos jóvenes que salieron de un negocio cercano al mall La Strada también fueron agredidos en la avenida El Poblado, cuando buscaban un taxi.
Pedro supone que a él, a sus compañeros y a los demás los hostigaron por homosexuales.
Consultamos un antropólogo que considera que el ofensor líder podría pertenecer a una vertiente de los skinheads o cabezas rapadas, movimiento juvenil originado en Inglaterra en los sesenta y que se divide en estos grupos: tradicionales, fascistas o neonazis, comunistas antirracistas y anarquistas.
“Hay derecho a la libre expresión y asociación, pero respetando al otro. Es cuestión de reconocimiento e integración entre grupos, ni siquiera de tolerancia porque uno tolera algo que fastidia”, apunta el experto, quien sospecha que esta persona sería seguidor del nazismo.
“Hay un desconocimiento del individuo porque somos mezcla étnica”, agrega.
Sin embargo, en un informe publicado por este diario el 13 de septiembre de 2007, Ricardo*, exintegrante de un grupo fascista, afirmó: “Nos estigmatizan. Nosotros no vamos pateando negros y gays por las calles. No existe vínculo con ellos, pero no más. Nunca originamos un problema de violencia”.
El coronel Fabio Rodríguez, comandante operativo (e) de la Policía Metropolitana, asegura que no tiene reporte de esta situación y pidió denunciar. Dice que al menos un agente está en el CAI en todo momento n
*Nombres cambiados
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4