El golpe de una espuma resquebrajó la estructura y no resistió el reingreso a la atmósfera. El trasbordador Columbia se desintegró sobre los cielos norteamericanos.
Imagínese un avión en vuelo, con una pequeña fisura, provocada por un objeto que golpeó al despegar o por fatiga del metal. Qué peligro.
Científicos británicos desarrollaron una técnica de sellamiento que automáticamente repara el daño, incluso si el avión está en vuelo.
La técnica funciona para hoyos que el ojo no alcanza a percibir con facilidad, pero podría funcionar para otros más grandes. Es un proceso similar al que ocurre cuando una persona se corta, dijeron los investigadores de Bristol University en Inglaterra y del Consejo de Investigación en Ciencias Físicas e Ingeniería.
Para el sellamiento se emplea una mezcla con resina de color, lo que permitiría, una vez la nave en tierra, detectar dónde ocurrió el problema y realizar una reparación más exhaustiva.
La técnica se puede aplicar en cualquier lugar donde haya un compuesto con fibras de polímero reforzadas, material cada vez más popular en la fabricación de aviones, autos, turbinas de viento y naves espaciales.
En el caso de los aviones, el material incidiría en la fabricación de aeroplanos menos pesados que ahorrarían más combustible.
Cuando un agujero se produce en la fibra, se llena con la resina y el endurecedor, con lo que recupera del 80 al 90 por ciento de la dureza original, permitiendo el funcionamiento sin problema alguno.
Ian Bond, director del proyecto, explicó que se trata de un primer paso. El grupo trabaja en el desarrollo de un sistema en el que el agente sellante no vaya en fibras de vidrio individuales sino que circule como una red vascular, semejante a la que se encuentra en animales y plantas.
La intención es reforzar, no remplazar las inspecciones rutinarias que se hacen a los aviones.
Los científicos trabajan hoy, de la mano de la firma Hexcel en el desarrollo de una resina más avanzada.
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