El sepelio de los tres parientes muertos al pisar dos minas antipersonal el pasado jueves en Dabeiba fue otro drama para estas víctimas de la violencia. Igual que sucedió el día del accidente, cuando murieron desangrados sin ningún auxilio, la familia tuvo que lidiar con poca ayuda para sepultarlos.
En la mañana de ayer, después de tres días de ocurrida la tragedia en la lejana vereda Cuchillón, empezó el largo camino hacia la sepultura para Leida Rosa Úsuga, Pedro Antonio Hoyos y Elkin Hoyos, quien fue el primero en ser despedido por familiares y amigos que llegaron desde Medellín y veredas de Dabeiba al cementerio municipal.
Allí los familiares no encontraban consuelo ante el dolor de la pérdida del inocente campesino que murió cuando acudió en auxilio de sus primos y cayó víctima de una segunda mina antipersonal. "Fue un buen hermano, solo era un campesino", dijo un pariente.
Tras la ceremonia eucarística, su cuerpo fue depositado en una bóveda, en medio de las oraciones, abrazos y llantos de sus deudos.
Después, regresaron a la funeraria para emprender un nuevo cortejo fúnebre al cementerio de la vereda Balsitas, donde la familia de los esposos Pedro Antonio y Leida Rosa decidió sepultarlos. Allí, de nuevo hubo lágrimas y dolor. "Pedro Antonio vivía para su familia, era hogareño y ella una mujer dedicada a sus hijos", se lamentó Oscar Hoyos, hermano Pedro.
A las 11:45 a.m. los ataúdes con los restos de la pareja fueron acomodados con dificultad y poco espacio en una chiva que tuvieron que contratar para trasladarlos hasta la zona rural, a dos horas y media de camino, donde fueron sepultados.
Luego de vivir tres días de tragedia familiar, de saber que los tres murieron desangrados luego de pasar una noche entera mal heridos y bajo la lluvia, tener que rescatar los cuerpos mutilados de las tres víctimas por sus propios medios, sin ayuda de ninguna autoridad judicial y llevarlos en una volqueta hasta Dabeiba, los familiares solo querían sepultarlos con dignidad.
Por eso, antes que pelear con las autoridades locales, prefirieron pagar los gastos funerarios.
De la irregularidad dejó constancia el personero de Dabeiba, Mauro Antonio Higuita. "El Municipio cumplió en parte con su obligación legal en estos casos de víctimas de minas con el pago del sepelio y las gastos funerarios, pero no se hizo una atención integral", indicó el funcionario, quien recordó además que el traslado urgente en helicóptero a Medellín de los dos niños que resultaron heridos en el accidente que cobró la vida de sus padres, casi no se logra por la renuencia del hospital local a autorizar el traslado sin un certificado de víctimas de la Alcaldía.
Los tres campesinos, víctimas de las minas antipersonal con las que las Farc siembran el terror en la zona, ya descansan en su última morada. Ahora empieza el duelo para sus familias, que deberán regresar a la vereda, con el miedo de caer ellos también en esas trampas mortales que les quitaron a sus seres queridos.
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