Los amantes de la naturaleza consideran que una de las estructuras más impresionantes construidas por un ser vivo es un nido de águila, porque están en zonas de difícil acceso para garantizar su protección, utilizan una armazón fuerte para evitar ser víctimas de las inclemencias del clima y lo más importante, se hacen pensando en que son un lugar para compartir con la pareja y cuidar a las crías.
Pero Colombia tiene un nido de águilas que se mueve entre los océanos Atlántico y Pacífico. No es liviano pero también tiene un entramado complejo, tiene una estructura fuerte para protegerse, también está pensado como un hogar: es la fragata ARC Antioquia.
Son tres naves las que han llevado ese nombre: la primera se compró a Portugal en 1933 con donaciones de antioqueños para proteger al país en la guerra contra Perú. La segunda fue un destructor tipo Fletcher, de los Estados Unidos, que llegó en 1961 y salió de servicio en 1974.
La actual ARC Antioquia es de fabricación alemana y comenzó a navegar por aguas colombianas en 1984.
Como en su bandera tiene la imagen de un águila, es conocida como el Nido de las Águilas y quienes han pasado por ella tienen como lema: "águila una vez, águila por siempre".
Casi una nave espacial
Una de esas "águilas" es el nuevo comandante de la Armada Nacional, el almirante Roberto García Márquez, quien hasta el martes era el encargado del Plan Orión de modernización de la institución, que incluye la repotenciación de las fragatas, entre ellas la ARC Antioquia.
El cambio extremo al que fue sometida costó 120 millones de dólares e incluye cambios en los motores, sistemas hidráulicos, armamento, alojamientos, sistemas de comunicaciones y hasta la cocina. "Es un sistema complejo, casi una nave espacial, guardadas las proporciones. Si se hubiera comprado una fragata nueva estaríamos hablando de 700 millones de dólares", afirma el almirante García Márquez.
Su principal orgullo es que casi todo se hizo con mano de obra colombiana y se requirió poca intervención de empresas extranjeras. Además no fue necesario desembarcar a toda la tripulación (entre 90 y 95 personas) sino que la redujeron.
"Ellos fueron una mano de obra fabulosa para los trabajos que no requerían un nivel de capacitación superior. Esa parte la hizo Cootecmar con las compañías extranjeras, pero la tripulación fue el control de calidad y se logró un nivel de aprendizaje en los sistemas de vital importancia", indicó el almirante García Márquez.
En la actualidad se están haciendo las pruebas de mar en lo que corresponde a la plataforma: propulsión, sistemas de ejes, entre otros. El 24 de octubre comienzan las pruebas de los armamentos y sensores.
Además, lo que se aprendió en la ARC Antioquia se aplicó en las otras fragatas que se están repotenciando.
Por ejemplo, los montajes de sistemas hidráulicos que en ella se demoraron entre cuatro y cinco meses, en la fragata Caldas se hicieron en tres meses y medio.
A final de año la ARC Antioquia volverá al mar y podrá estar indistintamente en los océanos Atlántico y Pacífico para realizar labores de interdicción, evitar el contrabando, evitar acciones terrorismo y frenar el tráfico de personas.
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