En el clic cinco de la página web de artistas invitados está su nombre, en una maraña de nombres raros, de otros países. Negrilla: José Antonio Suárez Londoño. Sin negrilla: Nato nel 1955 a Medellín, Colombia (Nacido en 1955 en Medellín, Colombia).
A José Antonio lo invitó el curador de la Bienal de Venecia, Massimiliano Gioni, para que expusiera en El palacio enciclopédico, como se llama esta vez el pabellón central. Él llevó su obra Franz Kafka, Diarios II. Trescientos sesenta y siete dibujos que el artista empezó a dibujar hace más de diez años y, explica la galería Casas Riegner, con dos premisas como punto de partida. Una, un grupo de libros para leer en un año. Dos, realizar un dibujo diario de cada obra literaria. Los dibujos de la bienal son los que hizo de La Metamorfosis, los escritos que Kafka escribió entre 1910 y 1923.
Esos dibujos son el diario de José Antonio y, por eso, de pronto aparece un comentario. Por eso, también, a veces un dibujo puede ilustrar un montón de ideas, un capítulo completo o una sola palabra.
Sus dibujos pequeñitos están en la exhibición de arte no comercial más grande del mundo. La más importante. Este año participan más de 150 artistas, de diferentes lugares.
La idea del pabellón central la trajo Gioni de la propuesta del artista Marino Auriti, quien presentó en Estados Unidos, en 1955, un diseño para un Palazzo Enciclopedico. Se trataba de un museo imaginario de 136 pisos que reunía el conocimiento de la humanidad. A su manera, lo hace ahora el curador de la bienal. "Cada dos años -le dijo a Reuters- tratamos de capturar el mundo, pero el mundo es rebelde".
Una parte de Venecia se convierte en ese Palacio enciclopédico, junto a los 88 países que presentan sus pabellones nacionales. "Los pabellones nacionales son fantásticos -añadió él- porque nos dan un atisbo de la diversidad del mundo... un mundo de excepciones".
La bienal es, precisamente, eso: un recorrido por el arte del mundo en la ciudad de los laberintos. La posibilidad de ver las propuestas, las ideas, lo que están haciendo los artistas contemporáneos, al tiempo, en muchos lugares del planeta.
Esta edición 55 intenta reflexionar, según su presidente, Paolo Varatta, "sobre aquello que a los artistas les empuja a crear: su imaginación, sus obsesiones, sus ideas".
Entonces hay una iglesia católica vietnamita que el artista Danh Vo importó y reconstruyó en Venecia y también, en otro lugar, seis toneladas de escombros en una montaña de más de 500 metros cúbicos y cuatro metros de altura hecha de cemento, tejas, ladrillos, cristal y acero.
Los mismos materiales con los que está construido el edificio donde está la obra de la artista española Lara Almarcegui. "La deconstrucción del pabellón dentro del mismo pabellón -explicó ella, según información de Efe-. No pueden quedar sorprendidos solo con asomarse. Después hay todo un trabajo de investigación".
Entre todos ellos, el nombre del silencioso José Antonio Suárez Londoño. Sus 367 obras que hablan por él, de lo grande que es. De lo inversamente proporcional que es al tamaño de sus dibujos.
Pico y Placa Medellín
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