Benedicto XVI recibió este sábado a un millar entre nadadores y dirigentes que participaron en el Mundial de Natación Roma 2009, a los que dijo que son modelos para los jóvenes y que sus sacrificios y privaciones pueden ser ejemplos para los jóvenes, para construirse un futuro mejor.
"Son campeones en el deporte y en la vida", dijo el Papa a los nadadores, de varios países, a los que recibió en la residencia de Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros al sur de Roma.
El anciano Pontífice subrayó que con sus competiciones, los atletas ofrecen al mundo "un espectáculo de disciplina y de humanidad, de belleza artística y de tenaz voluntad.
"Mostrad a que metas puede conducir la vitalidad de la juventud, cuando no se rechaza la fatiga de los duros entrenamientos y se aceptan no pocos sacrificios y privaciones. Todo ello constituye también para sus coetáneos una importante lección de vida", afirmó el Papa.
El Obispo de Roma manifestó que el deporte practicado con pasión y sentido ético es una escuela de formación de los valores humanos y espirituales, un medio privilegiado de crecimiento personal y de contacto con la sociedad.
Benedicto XVI añadió que asistiendo a estos mundiales de natación se ha podido comprobar "la gran potencia que Dios ha dotado al cuerpo humano y los interesantes objetivos de perfeccionamiento que se pueden alcanzar".
"¡Como no agradecer al Señor por haber dotado al cuerpo humano de tanta perfección, por haberlo enriquecido de una belleza y de una armonía que se pueden expresar de tantas maneras!", destacó en su alabanza, a la vez que recordó que la Iglesia cuida el deporte como un medio para la formación perfecta y equilibrada del ser humano.
El Papa defendió la práctica deportiva que, dijo, puede favorecer en los jóvenes "valores tan importantes como la lealtad, la perseverancia, la amistad, el compartir y la solidaridad".
El lenguaje del deporte -agregó el Papa- "es universal y alcanza especialmente a las nuevas generaciones".
El Papa se mostró convencido de que los mensajes positivos a través del deporte contribuyen a un construir un mundo "más fraternal y solidario".
Benedicto XVI saludó a los presentes en varios idiomas y en español invitó a los atletas y dirigentes presentes que sigan fomentando el deporte "de acuerdo con los más altos valores humanos, de manera que favorezcan el sano desarrollo físico de quienes lo practican y sea así una propuesta para la formación integral de niños y jóvenes".
A la audiencia asistieron, entre otros las "medallas de oro" de estos campeonatos el alemán Paul Biedermann y la italiana Federica Pellegrini, que regalaron al Papa la camiseta y la gorra de la selección nacional italiana.
Biedermann, por su parte, regaló al Papa la camiseta de la selección alemana, firmada por todos los nadadores.
Los organizadores del campeonato regalaron a Benedicto XVI varias medallas de oro de otras tantas especialidades de natación.