Fue insólita la actitud del embajador de República Dominicana en Colombia, Ángel Lockward, quien renunció intempestivamente a su cargo, alegando haber sufrido un roce con la Cancillería de nuestro país al haber recibido una información falsa, hecho que finalmente resultó no ser cierto.
Es inaceptable que el alto representante de ese país, llamado como el que más a guardar los estrictos protocolos de la diplomacia, los olvidara y pusiera en peligro las importantes relaciones bilaterales.
Por fortuna, el Gobierno dominicano reconoció la falta de tacto de su ex funcionario, y presentó disculpas a Colombia por el inoportuno incidente.
¡Habrase visto: un embajador carente de las más mínimas normas diplomáticas!
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