Entre el polvo de la sureña ciudad de San Diego, en Estados Unidos, los agentes encubiertos de la Oficina de Inmigración y Aduanas de ese país (ICE por su sigla en inglés) detectaron un rostro familiar. Las facciones delataron a un hombre que, en el pasado, había estado vinculado a una investigación relacionada con túneles para el tráfico de drogas a través de la frontera con México.
En ese momento, llegaron a la memoria los recuerdos de una bodega ubicada en un complejo de viejos depósitos, rodeada de camiones cargados con cajas y varios autos alrededor o en su interior. Las indagaciones preliminares no asociaron el lugar con ninguna compañía o negocio legítimo pero, después del hallazgo, lo que en un principio había sido una corazonada se convirtió en una fuerte sospecha para los agentes de inteligencia: el sitio era, probablemente, el extremo de la salida de un túnel para el tráfico de drogas.
La tesis apuntó a un método utilizado por los carteles de la droga para perforar la piel de la potencia norteamericana y transportar grandes cantidades de droga de manera clandestina para su distribución y comercialización en las principales ciudades de E.U.
Lauren Mack, funcionaria del ICE en San Diego, California, dijo a EL COLOMBIANO que tal estrategia se reporta desde la década del 90, pero sólo a partir de los atentados del 11-S, como una burla más a la seguridad norteamericana, las autoridades reportaron su incremento, en especial en la frontera entre Tijuana (México) y esa ciudad.
Allí, del lado norteamericano, en un sector conocido como Otay Mesa, se apostaron los hombres de la oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional, adscrita al ICE. La paciencia les acompañó por seis meses, hasta que a las 8:40 de la mañana del 28 de noviembre pasado percibieron un inusual movimiento de camiones de pequeña capacidad en la bodega.
El golpe de suerte llegó a las 4:55 de esa tarde, momento en el que, según consta en la denuncia penal contra los traficantes, interpuesta al día siguiente ante una corte federal de E.U., llegó un camión de remolque que permaneció cerca de una hora siendo cargado con mercancía.
"Seguimos al trailer que se dirigía al norte, hacia Los Ángeles, hasta que llegó al punto de control de la Patrulla Fronteriza en donde los perros detectaron droga. Pero lo dejamos pasar, manteniéndolo bajo vigilancia, hasta que llegó a otra bodega en la ciudad de Industry, California. En ese momento, varios individuos empezaron a descargar paquetes de marihuana desde el camión a la bodega", narró Mack.
Esa tarde, con seis personas bajo arresto y una orden de registro en la mano, los funcionarios del ICE fueron a la bodega en compañía de agentes del Departamento Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y hallaron el que las autoridades denominaron como el "túnel más sofisticado para el tráfico de drogas" jamás hallado en la frontera, con una extensión de casi 560 metros (ver gráfico).
"Cuando decimos sofisticado nos referimos a que es muy eficiente para la vida bajo tierra, era un mundo subterráneo pensado como escondite, pero sobretodo para mover grandes cantidades de marihuana de la manera más rápida y eficiente posible", aseguró Mack.
Las 36 toneladas de marihuana incautadas allí, cuatro de ellas por el Ejército mexicano en su lado de la frontera, tras ser alertado por el ICE, se sumaron a las cerca de 17 halladas un par de semanas antes en otro túnel de 400 metros, que estaba también equipado con ventilación, iluminación y otras comodidades para facilitar el transporte de la droga.
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