Diseñan, pintan, moldean y fuera de eso enseñan. Pero, sin duda, lo que más disfrutan y las hace felices es ser madres y poder compartir su tiempo con su mayor creación: su familia y sus hijos.
Quizás por eso buena parte de su trabajo se enfoca en crear artículos y accesorios para la casa, la de ellas y las de otras personas. Así dan vida a cojines, delantales, cuadros, canastos, vajillas y demás decorativos.
Para la muestra, cinco botones, cinco creativas mujeres dedicadas a elaborar cosas de casa, cosas con el toque de mamá.
Fulanita: el otro hijo de Ana
Cuando ve sus productos la invade una sensación de victoria. Era su sueño: tener una marca propia. Ser mamá de dos hijos motivó la decisión de independizarse y, además de compartir más tiempo con sus pequeños, ver nacer a su otro retoño: Fulanita. Desde agosto del año pasado Ana María Hurtado, publicista y enamorada de la moda, fabrica artículos para el hogar: cojines, delantales, trapos para la cocina, bolsas, bolsos y antifaces. Por estos días está próxima a lanzar su segunda colección "inspirada en los sesenta, con grises, negros y acentos en rojo y fucsia".
La terapia de Patricia
Desde chiquita a Patricia Valencia le ha gustado pintar y hacer manualidades. La naturaleza ha sido su inspiración. En su casa hojas, flores y mucho color se lucen en los cuadros de la sala, los pasillos y en su taller, porque hace más de 14 años que enseña a pintar sobre lienzo, a tallar y darle acabados a la madera, a hacer topiarios y, últimamente, a fabricar pequeñas figuras y esculturas en latón y papel maché.
"Esto es una terapia", dice. Y no solo para ella, para sus alumnas, la mayoría también madres, que buscan tener en casa una muestra de su talento y sensibilidad.
Ana Cecilia a todo color
Desde hace más de un año la oficina de Ana Cecilia Mazuera está en su carro, en un canasto. En él corre de aquí para allá, de almacén en almacén, aunque, dice, también tiene una red de amigas que la ayudan a comercializar sus creaciones: algunas para el hogar, delantales en fibra biodegradable, o sus collares en nylon y bolsos en tela impermeable y mallas teñidas en intensos colores que, como ella, reflejan pura alegría. Valora su trabajo porque le permite ser "primero mamá y tener unos ingresos aparte". Y sus hijas sí que la apoya: "me ayudan hasta a vender con sus amigas".
El cuento de las Mónicas
El título de la historia es Flora, hortensias y las lagartijas. Lo firman Mónica Echavarría (en la foto) y su amiga de toda la vida Mónica Montoya. Estas dos entusiastas madres decidieron crear un sitio en el que además mostrar sus diseños de canastos para guardar la ropa, pufs, cojines, faroles en hierro y mucho más, fuera un punto de encuentro para que otros creadores dieran a conocer su trabajo. Y les queda difícil esconder la felicidad que les da este espacio. "Que los hijos vean a una mamá feliz...", dicen las Mónicas y sonríen.
Oficio: primero mamá
En la casa de María Clara Villa, el tinto se toma en pocillos que nacieron de sus manos. Desde hace más de 25 años trabaja la cerámica. En sus inicios empezó a crear piezas utilitarias para solucionar sus necesidades y deseos de mamá: tener dónde hacer pan, una tetera, vasos y platos para servir la mesa. Hoy continúa fabricando vajillas, ollas y cocas, además de piezas de arte y decorativas. Tener su taller en casa le permitió disfrutar de su rol de madre, el cual reconoce como su verdadero oficio, sin abandonar su trabajo creativo. Y otro más: enseñar.
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