De chico Estiven Vélez Upegui no tuvo la bicicleta que le pidió al Niño Dios, porque lo que ganaba su padre Juan, como albañil, escasamente alcanzaba para alimentar la familia.
De grande no se la pudo comprar, debido a que el escaso pago que recibía por ser ayudante de construcción se lo entregaba a su madre Doris para calmar las necesidades del hogar, ubicado en Manrique Santa Cecilia.
De futbolista vive la mejor Navidad de sus 27 años, pues no sólo adquirió la cicla que tanto quiso tener de chico y se alista a comprar regalos para sus cinco hermanos, sino que hizo realidad sus dos sueños: ser figura de Nacional y evitar que sus padres trabajaran.
Sus progenitores, a quienes tilda de "mis dos tesoros", Estiven los tiene viviendo sin "pasar las necesidades que sorteamos en la niñez; gracias a Dios, descansan en la casa".
Vélez no olvida que "en muchos diciembres hasta hambre nos tocó aguantar, entonces cómo pensar en un traído de Niño Dios".
Su intención no es martirizarse. Recuerda su infancia triste para no "cansarme de agradecer al Señor por tantas bendiciones y la oportunidad que me brinda de hacer feliz a mi familia y de generarle alegrías a la hinchada verde".
Esa afición que estuvo a punto de sacarlo del fútbol, cuando lo amenazó por el bajo rendimiento, es la que inspira a este jugador antioqueño a marcar diferencia con el conjunto que esta tarde, a las 6:20 p.m., se jugará un partido decisivo frente al Santa Fe.
El espaldarazo se lo dieron los directivos Darío de Greiff, Francisco Piña y Víctor Marulanda, en una época en que algunos hinchas le cobraron sin piedad sus equivocaciones en la cancha. "Fueron los dirigentes los que no dejaron que se perdieran mis sueños".
Esas las lágrimas que derramó por la crueldad de algunos espectadores lo fortalecieron. Gracias a su perseverancia y al nuevo aire que le dio el técnico Ramón Cabrero, ubicándolo de volante carrilero, Estiven viene saliendo figura en los últimos partidos y tiene mucho que ver con el repunte verdolaga.
Antes tuvo que refugiarse en las divisiones menores. Hoy se da el lujo de ser, en varias ocasiones, la portada de la página web del club y de brindarle tranquilidad al profe Cabrero, quien resalta que "con Vélez tenemos manejo, salida y más generación de fútbol ofensivo".
Estiven no olvida que "mi familia lloró muchas veces conmigo en esos momentos críticos que casi me sacan del fútbol e hicieron recordar el triste pasado". Lo bueno fue que no se quedó lamentándose, puso nivel y tiene argumentos para justificar, como dice, con una buena presentación y la victoria en Bogotá, "que esta es la mejor Navidad de mi vida".
Prueba de ello es que "uno de mis sueños era decirle algún día a mis padres no trabajen más y con la ayuda de Dios puedo hacerlo y tengo la capacidad de brindarles lo que se merecen por la estabilidad que me genera sentirme útil en Nacional".
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