El presidente de E.U., Barack Obama, anunció ayer la salida para agosto de 2010 de las tropas de combate estadounidenses apostadas en Irak, donde quedarán entre 35 mil y 50 mil soldados en funciones de apoyo a las fuerzas iraquíes.
Irak "no es todavía seguro, y habrá días difíciles por delante", admitió Obama, pero indicó que su decisión tiene en cuenta otras prioridades.
"Encaramos el desafío de centrarnos en Afganistán y Pakistán; de aliviar el peso que recae sobre nuestros militares, y de reconstruir nuestra economía. Son desafíos que vamos a encarar", sostuvo el mandatario, que señaló que este compromiso ha costado casi un billón de dólares al país.
Cerca de 90 mil soldados abandonarán Irak en los próximos 18 meses, un plazo un poco mayor de los 16 meses que prometió en la campaña electoral, pero que, a su juicio, permitirá garantizar la seguridad en el país árabe.
Entre 35 mil y 50 mil soldados permanecerán para asistir a las Fuerzas Armadas iraquíes hasta finales de 2011, cuando expira el plazo para la permanencia de las tropas estadounidenses acordado el año pasado entre Washington y Bagdad.
La iniciativa pondrá así fin a una guerra que ha durado ya cerca de seis años, ha dejado más de 4.200 estadounidenses muertos y ha supuesto un gran peso en la economía del país.
Aunque algunos soldados regresarán ya este año, el grueso de la retirada se concentrará a lo largo de 2010, dado que en diciembre están previstas elecciones parlamentarias en Irak, indicó el secretario de Defensa de E.U., Robert Gates.
En la actualidad se encuentran destinados cerca de 142.000 militares estadounidenses en suelo iraquí.
El presidente Obama quiere reforzar la presencia militar estadounidense en Afganistán a medida que disminuye en Irak y recientemente anunció el envío de cerca de 17 mil soldados adicionales al país centroasiático.
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