El pasado 8 de enero era la fecha en la que una familia antioqueña soñaba despertar de la pesadilla del secuestro. Pero la infamia de las Farc, que hace un año secuestraron a Rogelio Hernández, acabó con sus esperanzas y prolongó su dolor. A la hora de pagar la suma acordada meses atrás, los guerrilleros se quedaron con el dinero, pero no liberaron a su víctima.
"Esta plata es lo de la alimentación y la medicina que le hemos dado este año. Consigan 140 millones de pesos para entregarles a su hermano", fueron las duras palabras del jefe guerrillero cuando Luz Enith le reclamó vía celular por su ser querido.
Los guerrilleros que durante un año se identificaron como del frente 18 de las Farc citaron a la hermana del secuestrado para la entrega del dinero en una vereda de Tarazá.
Luz Enith viajó de madrugada con la idea de regresar ese mismo día con su hermano, secuestrado en diciembre de 2008 en la finca de la familia en la vereda Corozalito, en Puerto Libertador, Córdoba.
Los subversivos no liberaron a Rogelio, un pensionado de 62 años, pero sí le hurtaron el dinero a un sacerdote de la zona, quien se encontró con éstos en un lejano paraje de la vereda. La hermana de Rogelio no acudió a la cita luego de que habitantes de la zona le recomendarán no ir, pues temían que también la secuestraran.
"El que se identificó como jefe del grupo me dijo que yo tenía que haber ido, le respondí que estaba enferma y no podía caminar -relata Luz Enith-. Le dije que ya tenían la plata, que dónde estaba mi hermano y entonces salió con que a dos horas de allí y que les debíamos 140 millones. Me sentí mal y le dije que no tenían seriedad, que esa era la cantidad que habíamos acordado".
Esa fue la última comunicación con los captores de Rogelio y desde entonces la familia no ha recibido más llamadas.
La tragedia para esta familia antioqueña empezó la noche del 28 de diciembre de 2008, cuando se encontraban reunidos para celebrar la llegada del nuevo año.
Luz Enith recuerda que un grupo de hombres armados irrumpió con violencia. "Llegaron unos encapuchados con armas, nos trataron mal y amenazaron con dispararle a mi hermano porque no paraba de rezar en voz alta, luego cogieron a mi papá, se lo querían llevar entonces les dije que tenía 91 años, que ya no veía bien y no podía caminar".
Al comprobarlo, uno de los guerrilleros dijo: "Este no nos sirve". Luego -cuenta Luz Enith-, sacaron a Rogelio de la finca entre dos hombres y lo obligaron a irse con ellos hacia el monte.
A los pocos meses empezaron las llamadas en las que los guerrilleros exigían 600 millones de pesos para liberar a Rogelio. Durante un año de "negociaciones", la familia creyó haber conseguido negociar la liberación por 60 millones de pesos, el dinero que entregaron hace 10 días.
Como prueba de supervivencia, en dos ocasiones han podido hablar vía celular con él. La última vez, en noviembre, desesperado, le pidió a su familia que lo rescataran. "Fue muy duro, nos dijo que no soportaba más, que vendiéramos la finca, un carro de él y nos dijo donde estaba un libreta que le hicimos llegar para que la firmara y poder retirar una plata que tenía ahorrada, con la que completamos los 60 millones que pagamos", relata un familiar.
Ahora la familia, que se endeudó para recoger el dinero para el pago del rescate, vive el drama por la suerte de Rogelio, quien padece de diabetes, presión alta y requiere una dieta especial. Según su hermana Luz Enith, "la familia vive una angustia diaria, la salud de todos ha empeorado por esta zozobra. Rogelio es un soporte y parte de la estabilidad emocional y económica de la familia".
Como si el drama del secuestro y la insolencia del grupo guerrillero fueran poco, la familia dejó de recibir la pensión de Rogelio, necesaria para los gastos de la casa, porque por ser jubilado les exigen un certificado de supervivencia que no pueden presentar con su pariente en cautiverio.
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