Existe la teoría generalizada en el barcelonismo de que las últimas remontadas del equipo eran impensables hace tan sólo un año, la evidencia es que el cambio de estilo prometido por Josep Guardiola, a falta de buen fútbol, le da oxígeno a su equipo a base de victorias.
Guardiola prometió trabajo cuando se hizo cargo del equipo y, en ese punto, su equipo está siguiendo la receta a rajatabla. Estajanovismo, un equipo con más trabajadores que jugadores estrella, un concepto nuevo para un equipo instalado más en los nombres que en el sistema, pero que en el fondo, actuaciones como las de Leo Messi en Donetsk, desmontan esta teoría.
A pesar de las cinco victorias consecutivas (Sporting Portugal, Sporting Gijón, Betis, Espanyol y Shakhtar), el equipo no acaba de brillar, pero, a diferencia del Barça pre-Guardiola, el Barça ahora sufre y gana.
La incógnita es si este modelo encuentra acomodo en el ideario barcelonista. En el libro de estilo no escrito del barcelonismo, el apartado de "anteponer la forma -el cómo se juega- al fondo -el resultado" es un dogma, por lo que los aficionados viven expectantes para comprobar cómo Guardiola moldea al equipo, con la esperanza de volver a los orígenes: ganar, jugando bien.
Ante el Betis, frente al Espanyol o en Donetsk; Guardiola le ha ido dando vueltas a sus conceptos y a sus jugadores para encontrar la fórmula perfecta, pero no ha dado con ella.
La idea que más se acerca al Barça creativo se vio frente al Betis en una primera parte primorosa (2-0), pero su equipo echó por tierra todo el trabajo en 30 minutos de la segunda mitad y tuvo que jugar a contrarreloj para salvar una victoria, gracias a un remate afortunado de Gudjohnsen.
En Montjüic, las circunstancias del partido fueron otras. El Espanyol se adelantó, se quedó con diez y los minutos finales, con 21 jugadores en el área contraria, fueron una locura.
En Donetsk, Guardiola probó otra vez una defensa de tres, una medular con cinco y dos 'nueves', pero su equipo se perdió en la pizarra, su defensa volvió a sufrir como en los partidos precedentes -una llegada del contrario es mediogol- y sólo la puesta en juego de Messi y, en menor medida, de Bojan sirvió para darle la vuelta a la situación.
Eso y la vuelta al sistema tradicional en 4-3-3, donde el protagonismo no es del músculo, sino de la creatividad de Xavi, Iniesta, Messi y Bojan, de los 'peloteros' de toda la vida.
Guardiola, intervencionista en el esquema y en la composición de las alineaciones, se encuentra ante un reto apasionante. Sabe de la idiosincrasia del barcelonismo y de las exquisiteces de la escuela holandesa, pero también ha aprendido del resultadismo tras su paso por el 'calcio' y por el momento sobrevive a base de sobresaltos.
El próximo sábado ante el Atlético de Madrid, su equipo tiene una nueva ocasión para seguir creciendo frente a un rival que históricamente ofrece un juego abierto. El debate entre el sistema y los jugadores estará servido, especialmente con Messi y el 'Kun' sobre el campo.