x

Pico y Placa Medellín

viernes

no 

no

Pico y Placa Medellín

jueves

no 

no

Pico y Placa Medellín

miercoles

no 

no

Pico y Placa Medellín

martes

no  

no

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

no aplica  

language COL arrow_drop_down

Fútbol en Envigado

07 de mayo de 2009
bookmark

Es un escenario pequeño y lleno de curiosidades: al frente de la tribuna principal (la que en otros estadios llamamos preferencia) se ven las casas de barrio, con sus balcones a veces atestados de hinchas que gozan gratis los partidos. En el Parque Estadio no se ven colas interminables y tortuosas. Y lo mejor y más atípico, hoy: la violencia no nace y se reproduce entre los hinchas con el riesgo extremo de los heridos y de los muertos.

Los partidos de los que disfrutamos en Envigado los hinchas del fútbol antioqueño nos han devuelto las ganas de pagar una boleta, sentarnos 90 minutos y gozar y luego salir como si no pasara nada -gane o pierda el local- a disfrutar de una cerveza y de una conversación de esas típicas entre hinchas.

Les cuento, por ejemplo: en el partido que el Envigado le ganó al Júnior 3-2, en la tribuna había un ambiente de rivalidad simbólica y jocosa: dedos del corazón sobresaliendo de lado a lado, frases de combate ('Júnior tú papá', 'ese tiburón es mueco'), un señor que todo el partido gritó '¡ayyy, Giovanny (Hernández) como sos de lindo!'. Bueno, hubo de todo, pero bajo aquel límite implícito que evitaba excesos y agresiones.

Siempre que juega el Envigado en su estadio los hinchas rivales acuden en masa sin problemas, sin pensarla dos veces. Los hinchas del Júnior con los que me quedé después del partido me lo explicaron: "aquí no nos atacan, podemos gritar y pasar bueno sin el miedo de que eso se convierta en tragedia".

Y así es cada fecha. La última, cuando Envigado derrotó al Cúcuta 1-0, un par de hinchas del Envigado me advirtieron otro detalle: "aquí la familia completa pudo volver a disfrutar de los partidos. Usted al Atanasio, cuando juegan Medellín y Nacional, no lleva a los hijos menores de 15 porque teme que se los aporreen".

Es verdad. Ese domingo dos niños de unos 12 años y camiseta naranja le gritaron al árbitro y al técnico Jorge Luis Pinto un montón de insultos livianos, sin tonos soeces y luego se fueron, otra vez, como si no pasara nada.

¡Cómo me gusta ver fútbol en Envigado! En ese estadio pequeño, después de asistir a unos diez partidos este año, ya la gente, los vendedores de cervecita y mango, me resultan familiares. Les pago al final, como si no pasara nada.

Anteayer, cuando estaba a punto de terminar el partido de la Champions League entre Chelsea y Barcelona, al borde de una eliminación que luego volteó su equipo, el técnico azulgrana Josep Guardiola le dio un abrazo cálido y sincero a su rival Guus Hiddink. Qué caballeroso gesto de fraternidad al más alto nivel del fútbol del planeta. Del más competitivo y culto.

En Envigado, en el pequeño Parque Estadio Sur, en el nivel más local y modesto, esas cosas ocurren también entre los hinchas. Hay abrazos y bromas. Soy hincha de Nacional y del fútbol antioqueño y me duele, por ejemplo, que uno salga de los clásicos en el Atanasio Girardot corriendo para escapar de la violencia. O que, simplemente, uno decida no ir a ese estadio, para no tropezar con tanto vándalo.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD