Para los hermanos Posada Henao, Édison, Santiago, Carolina y Óscar, no es nada fácil abandonar todos los días, a las 5:00 de la mañana, el calor de la cama para ir a entrenar en sus bicicletas en las frías calles de San José de la Montaña y de sus alrededores.
Pero el fruto del sacrificio de su corta vida y carrera deportiva posa en una repisa del comedor de la casa donde están los trofeos obtenidos.
También están en un cajón donde guardan cientos de medallas organizadas y etiquetadas con los nombres de las competencias, modalidades y lugares donde las ganaron. Igualmente, en sobres de manila donde está el registro fotográfico de las veces que han subido al podio.
-Estas son del colegio, estas son de aquí (del pueblo), estas de... dice Édison, el menor de todos, al tiempo que va sacando medallas de las bolsas.
Carolina se une a Édison y también empieza a destapar bolsas.
-Estas son de Yarumal, estas de San Bernardo del Viento, estas de Santa Rosa...
-Esta me la gané en canto, dice Édison interrumpiendo a Carolina
-!Cómo¡, exclamo admirado, porque no es muy común que un deportista sea también buen estudiante.
-Generalmente nos ganamos el primer puesto en el colegio, o si no, el segundo, afirma Carolina, quien agrega: -Édison lleva dos años ocupando el primer lugar.
Édison sigue destapando bolsas de las cuales continúan saliendo medallas de competencias locales y de otros municipios a los que han ido a participar: Yarumal, San Pedro, La Ceja, Santa Rosa, Tarazá, Jardín, Montelíbano, Ciudad Bolívar, Bello Itagüí, Medellín...
-Estas son de baloncesto, muestra Carolina.
-¿!También de baloncesto¡?, les pregunto medio asombrado.
-Y de poesía, trova, saxo y de reconocimientos, anota Carolina.
Pero me quedo más perplejo cuando les pregunto cuál de todas estas actividades les gusta más y todos me responden que el estudio.
-Estudiar me gusta mucho, el baloncesto me apasiona, el ciclismo es mi disciplina y la música es porque hay que tener también algo de cultura, precisa Carolina con mucha seguridad.
-¿Y cómo hacen?, pregunto.
-Llegamos de entrenar, nos arreglamos, desayunamos y nos vamos a estudiar. Volvemos a medio día a almorzar, y por la tarde vamos a clase de música y luego a jugar baloncesto. Luego llegamos a hacer las tareas y por la noche vemos televisión, así describe Carolina la rutina diaria de los cuatro.
Todos tienen como prioridad el estudio, pero también ser los mejores en todo lo que hacen, por lo que no sería raro que en un futuro tengan que encontrarse para medir fuerzas, talento o habilidad.
San José de la Montaña podría tener en poco tiempo en alguno de ellos o en todos, un digno representante de esta tierra, pero hoy tiene una familia ejemplar, para mostrar.
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