Una primera ronda de diálogo entre el presidente izquierdista boliviano, Evo Morales, y los prefectos regionales que bloquean su "revolución democrática y cultural" concluyó sin acuerdos el jueves, aunque ambas partes dijeron que esperan volver a reunirse en próximos días.
El encuentro, que inició en la tarde del miércoles y finalizó con un desayuno en la mañana del jueves, fue convocado por Morales después de que fuera ratificado en un referendo de mandatos el domingo pasado, del que salieron airosos también cuatro de seis prefectos opositores.
Morales explicó que la dificultad para un acuerdo inicial fue que los prefectos querían discutir el reparto de un impuesto petrolero sin levantar su bloqueo a una nueva Constitución, que reconocería autonomías regionales pero daría más poder a los indígenas y establecería una economía de tendencia socialista.
"Lo que siento de manera general es que los prefectos sólo quieren plata, no quieren tocar la cuestión política", dijo Morales en breve contacto con reporteros al salir del palacio gubernamental una hora después de que finalizara el encuentro.
El prefecto de Tarija, Mario Cossío, uno de los cuatro líderes conservadores que desafían a Morales con procesos de autonomías, dijo que el diálogo no estaba roto y que sólo se había abierto un paréntesis para que las regiones den respuesta a una propuesta gubernamental.
"Hay un deseo de continuar discutiendo estos temas para que las contradicciones se resuelvan de manera civilizada, la puerta del diálogo desde nuestra perspectiva está abierta", declaró.