Respaldada con juguetes, dibujos, cuadrados de colores y Canela, una perra labrador, Luisa Fernanda Ramírez Meneses le apunta a la inclusión.
Cansada de métodos que no van más allá de la integración, decidió independizarse y trabajar por sí sola, así nació La Casita de Canela, un centro de atención y comunicación para niños en situación de discapacidad.
A través de métodos que poco se conocen en el país, según argumenta Luisa, se les brinda a los menores con diferentes barreras, maneras de comunicarse que estén sintonizadas con sus capacidades.
"Muchas veces las personas que rodean estos menores creen que no pueden hablar, pero hay muchas maneras", dice, mientras la voz se le quiebra. En todo este tiempo se ha vuelto demasiado sensible ante el tema.
El sistema de enseñanza que aplican en la Casita de Canela, es conocido como Comunicación Aumentativa y Alternativa (CAA), método que se trabaja con los Sistemas Pictográficos de Comunicación (SPC), los cuales fueron creados por la corporación Mayer-Johnson, y que son unos pictogramas que acompañados de un dibujo, y categorizados por un color, brindan un mensaje o idea al niño.
Este sistema es ideal para personas que presentan dificultad para comunicarse verbalmente o por lenguaje de señas, tal es el caso de quienes tienen parálisis cerebral, autismo, síndrome de down o asperger.
"Es generalmente para personas que por su condición solo pueden señalar con sus manos, sus pies o, en casos más severos, solo con sus ojos. También es eficiente para quienes pueden verbalizar, pero que su comunicación o lenguaje no es muy efectivo".
La educación con este método, y con discapacidades que imponen tantas barreras, no es fácil. En los pictogramas se manejan conceptos básicos como verbos, sujetos, sustantivos, adjetivos, ideas que muchas veces los menores no manejan.
"Pero el trabajo con esfuerzo vale la pena", dice Luisa, quien recuerda como una niña que no podía hablar, le decía a sus padres, señalando los pictogramas, que no le gustaba la ropa con la que la vestían.
Los logros son pequeños granos de arena en la formación de ellos. La mayor alegría para Luisa y aun para Canela, es demostrar que esos niños tienen una voz propia, aunque no se escuche.
Tecnología para todos
Los adelantos de la ciencia y de la tecnología brindan herramientas para que la educación pueda llegar, sin barreras, a más personas.
Lo anterior lo tiene muy claro Carmen Alam, directora del Comité para la Democratización de la Informática, quien tiene un objetivo trazado, la inclusión digital a poblaciones vulnerables.
"En primer lugar, buscamos formar a los docentes, porque para ellos es muy duro tener niños con barreras y sin ellas en un mismo espacio, y eso es en algo en lo que estamos fallando".
Al darle las herramientas pedagógicas a los maestros, se hace más fácil que utilicen la tecnología en el proceso educador. Entre las experiencias que tienen en el comité, se encuentra el aprendizaje de la Tabla Periódica de los Elementos en personas sordomudas, algo que antes no era tan sencillo, pues había que pasarlo al lenguaje de señas.
"Estamos buscando herramientas para que todos los niños entiendan, por ejemplo un menor ciego puede usar programas lectores de voz, los infantes con algún tipo de autismo tienen la capacidad de comunicarse a través del computador. Todo eso hay que aprovecharlo".
El principal propósito es que los menores con alguna discapacidad pueden interactuar con la educación de una manera más libre, que simplemente tengan la opción, como los demás, y de esa manera el docente se vuelve facilitador.
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