Mientras las inundaciones en torno de Atlanta empezaban a ceder, los residentes cargaban muebles en camiones de mudanza y se lamentaban por el estado de las viviendas anegadas.
Se registraron por lo menos diez muertes en Georgia y Alabama atribuidas a las lluvias torrenciales en el sudeste. Las tormentas cedieron finalmente y apenas había una ligera probabilidad de lluvia este miércoles, aunque las precipitaciones dejaron muchas partes de la región cubiertas de agua.
La víctima más reciente, Richard Butler, se ahogó el martes por la noche cuando su automóvil fue arrasado por las aguas en un camino junto a un riachuelo en el condado suburbano de Douglas, dijo el vocero local Wes Tallon.
Los caminos y carreteras inundados en la zona metropolitana de Atlanta causaron incontables dificultades a los automovilistas, aunque muchas arterias quedaron despejadas el martes por la noche. El gobernador Sonny Perdue pidió al presidente Barack Obama que declare el estado de emergencia en Georgia. Las autoridades calcularon 250 millones de dólares en daños en el estado.
Muchos vecindarios seguían cubiertos de aguas turbias. Robert Blake, del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, dijo que la gente debe dar por sentado que el agua de la inundación está contaminada.
La mayoría de las muertes se debió a automovilistas ahogados cuando la marejada arrasó sus vehículos. Las autoridades difundieron el llamado de emergencia de una víctima en sus últimos momentos. Seydi Burciaga, de 39 años, llamó a los gritos diciendo que tenía el agua al cuello. Le aconsejaron que tratara de romper una ventanilla pero la mujer no pudo.
"Por favor! No me quiero ahogar aquí!", gritó Burciaga.
Después de varios días de lluvias, el suelo estaba saturado desde Alabama hasta Georgia y del este de Tenesí hasta el oeste de Carolina del Norte.