Es incuestionable. Hasta quienes han propiciado la idea de entregar a Hidroituango en subasta pública, y no han tenido reato para saltarse las talanqueras, como lo fue la toma hostil de la sociedad promotora, serían "los primeros satisfechos" si Empresas Públicas de Medellín asume el desarrollo del proyecto.
Nadie sensato duda de la experiencia y capacidad de EPM para hacerlo, del reconocido prestigio y solvencia para conseguir el capital necesario y de su compromiso para que los beneficios que se desprendan del aprovechamiento de nuestro recurso hídrico irriguen todas las regiones del Departamento, incluida su capital.
En un ejercicio democrático de sustentación de esta tesis ante la opinión pública, sin maquillaje ni manipulación, se unieron EL COLOMBIANO y EL MUNDO, al convocar el foro: Antioquia sabe, puede y debe. Allí hicieron explícita su posición, que refleja legítimos intereses regionales, y lo expresaron en forma abierta y clara.
Con el aporte del Presidente de la República y de quienes han estado al frente de la Gobernación de Antioquia, de la Alcaldía de Medellín, de la gerencia de Empresas Públicas de Medellín, del Idea y de la gerencia de Hidroituango, se expusieron los momentos claves en la evolución del proyecto, con datos técnicos alejados de cualquier interés político, para demostrar que EPM es la mejor opción de futuro para Hidroituango y los intereses de los antioqueños y los colombianos. Un nutrido grupo de asistentes pudo preguntar y expresar sus inquietudes.
Hidroituango ha estado desde hace 50 años en el sueño de Antioquia y para hacerlo realidad ha recibido el aporte de varias generaciones de dirigentes, en un avance que responde a momentos sociales, económicos y de legislación nacional, de acuerdo con las necesidades energéticas del país.
Unido a un criterio de equidad, entre Antioquia y Medellín, el proyecto cobró una nueva dimensión en administraciones del pasado reciente, cuando se unió a logros, largamente anhelados por los habitantes, pero no siempre aceptados por funcionarios del más alto nivel, como fue la unificación de las tarifas de energía.
Hoy, cuando la actual administración departamental mantiene en pie la idea de entregar la construcción de la central en una subasta pública, mientras paralelamente busca un acuerdo directo con EPM, también socia del proyecto, pero bajo condiciones que impone el socio mayoritario, son numerosas y calificadas las voces que se levantan para exigir la voluntad política que permita que Hidroituango se convierta en la energía que jalone el desarrollo de Antioquia y no en una obra que, a costa de nuestro valioso recurso hídrico, tan limpio como escaso, beneficie a una empresa extranjera.
Hidroituango, que ya está en construcción, deberá estar lista en 2018, para entregarle al país 2.400 megavatios de energía, el 18 por ciento de la capacidad instalada actual de Colombia, con una inversión de US$3.000 millones, la segunda obra más importante después de la Refinería de Cartagena, que costará US$3.700 millones.
Lo que se logre con esta inversión en generación de empleo, impacto social en la zona y demanda de productos nacionales, y lo que se desprenda a futuro con plantas industriales en la propia región antioqueña, nos tienen que alentar a insistir, persistir y no dejar de exigir que sea EPM la que ejecute este proyecto porque sabe, puede y debe hacerlo, sobre la base de un acuerdo entre las partes, donde cada socio reciba lo que le corresponde y, sobre todo, priorizando los intereses de Antioquia por encima de transitorios reconocimientos personales o políticos.
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