En este recorrido, buscando una Madre de Dios para la supervivencia, me he encontrado con cosas, hermosas unas, y dolorosas otras, que quiero compartir, acabado de llegar a la media modernidad que tenemos en Quibdó, para la reflexión, la conciencia, el compromiso y la responsabilidad que se demandan en estos momentos de tribulaciones y sufrimiento.
Primero quiero referirles el quehacer de un vegetal, que es ejemplo y muestra del temple y la resistencia a la adversidad de un pueblo. Se trata de una palma de coco, a la que el río le minó sus entornos.
Lo ejemplarizante y maravilloso es que cuando el río crece, la palma queda a casi la mitad del caudaloso Baudó y la palma, intrépida y orgullosamente, sigue produciendo cocos. Allí está como faro, en medio del río Baudó, dando un mensaje de persistencia para que los humanos le imiten en conciencia productiva y en responsabilidad con dolor de patria chica.
De otro lado, en Pie de Pató, una tarde de esta última semana, al pernoctar por allí encontré a un carpintero, Juan Antonio Moreno Hinestroza, para más señas, que aún talla a mano magistralmente la madera. Sin embargo, lo que más me llamó la atención es una serie de mensajes que tiene pegados en las puertas y paredes de su taller, que van desde la buena crianza que debe dársele a los hijos hasta pasajes bíblicos.
Les replico, textualmente, uno que dice así: La santa Biblia señala una realidad innegable: "el que está andando con personas sabias se hará sabio, pero al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal".
Cuando terminé de leer y, luego, de comentar con Juan Antonio sobre el particular, me dije para mis adentros: cuánta sabiduría, en un pedazo de papel periódico casi desteñido, que ojalá tengan en cuenta gobernantes y dirigentes políticos de la chocoanidad, y recordé aquello que siempre he sostenido, en el sentido de afirmar que en el departamento del Chocó y sus municipios se arman muy buenos equipos para ganar elecciones, a como dé lugar, pero no se observa que se conformen equipos para gobernar bien.
Eso lo pensaba mientras me dirigía a una reunión sobre el Sector Educativo del Alto Baudó, donde tuve la satisfacción de ver un verdadero interés de elaborar un plan de acción para superar el abandono y la desidia en que tienen los gobiernos nacional y departamental a la educación y a las poblaciones altobaudoseñas; porque, por donde pasé, la primera queja es que no hay maestros o que se los trasladaron para otra parte del departamento o que no han llegado los que supuestamente nombraron.
Sobre este problema de la educación chocoana, antes de ayer, que pude salir a un sitio donde encontré acceso a la prensa escrita nacional y regional actualizada, leo, en el periódico EL COLOMBIANO, un titular: Santa María alza su voz quinientos años después ; que, en una crónica de página entera narra las desdichas de la población chocoana de la Nueva Santa María del Darién, en el Municipio de Unguía, donde reclaman que les nombren los maestros que requieren para la educación de sus habitantes. Si por allá llueve, por el Alto Baudó y poblaciones de otros municipios que he visitado esta vez, no escampa. Se los digo porque lo estuve viendo de primera mano y sintiendo en carne propia.
Como la palma de coco altobaudoseña y con el mensaje de Juan Antonio Moreno Hinestroza, hay que sumarse a la protesta de los habitantes de Santa María del Darién para que sus reclamos por un mejor sistema educativo sean escuchados y atendidos. Y remato diciéndoles que con la educación no todo lo que sube baja como coco.
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