Fernando de Noronha se convirtió de la noche a la mañana en uno de los archipiélagos más conocidos del mundo y no por su belleza, sino por la tragedia del vuelo 447 de Air France que se estrelló la semana pasada a unos 704 kilómetros de esta región.
Los 4.500 habitantes de Noronha están consternados por la situación que acabó con la tranquilidad habitual de la zona.
En la búsqueda de los restos del avión y de los pasajeros participan 570 militares de Marina, 265 de la Fuerza Aérea y 14 aeronaves, 12 de ellas brasileñas y 2 francesas, así como 5 navíos brasileños y la fragata gala Ventose.
Desde ayer comenzaron las labores de reconocimiento de los 41 cadáveres que ya fueron recuperados.
EL COLOMBIANO contactó al jefe de Policía de Fernando de Noronha, Isaac Santana, quien narró detalles de toda la operación de búsqueda y rescate.
Santana confirmó que las condiciones climáticas no han colaborado con la recuperación de los cuerpos sumergidos en el Atlántico.
"Las víctimas se encuentran a una gran distancia de tierra firme, además las tormentas hacen que las corrientes marítimas los alejen aún más", comentó Santana.
Asimismo, el jefe de Policía manifestó que las condiciones en que se han encontrado los cuerpos no son las mejores por lo que el reconocimiento se hace muy difícil.
Por esta razón, peritos franceses y especialistas en las tareas de reconocimiento arribaron a Brasil para hacerse cargo de todo el proceso de identificación.
La verdad en el fondo del mar
La respuesta a la causa del accidente está a seis mil metros de profundidad.
Un submarino francés llegó al lugar para rastrear las cajas negras que emiten una señal acústica por 30 días y se vive una carrera desesperada contra el tiempo para conocer qué sucedió con los 228 tripulantes del avión de Air France que cubría la ruta Río-París.
Pasan los días y crece la incertidumbre de los familiares y los cuerpos de socorro. Sin embargo, las esperanzas de encontrar a todas las víctimas siguen vigentes.
Según Santana, los aviones vuelan la zona toda la noche y en el día trabajan hasta donde lo permite la luz.
"El área es peligrosa y está infestada de tiburones, pero los esfuerzos no se detendrán sino hasta que se pierda la esperanza", indicó.
Para el jefe de la policía del archipiélago, Noronha siempre fue un lugar tranquilo, turístico y que no estaba preparado para los efectos de una tragedia de esta magnitud.
Aunque Isaac Santana nunca imaginó hasta dónde puede llegar la solidaridad de las personas.
"Recibimos llamadas de voluntarios todos los días preguntándonos cómo pueden ayudar. Además en la isla se comparte el dolor de los familiares como propio".
Por otra parte, se conoció que dentro de las investigaciones que adelanta el gobierno francés, no se descarta un acto terrorista.
Dos nombres de pasajeros están relacionados con los de extremistas islámicos, pero no se puede establecer la conexión porque podrían ser simplemente homónimos.
Lo que está claro es que desde el domingo 31 de mayo, día del siniestro, Fernando de Noronha hace parte de la historia por una tragedia que cambió la vida de sus habitantes.
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