Algunos lectores suelen responder con mensajes a mi correo o al blog y muy ocasionalmente los envían a mi oficina por correo ordinario. La semana pasada recibí una carta que me sorprendió, pues tenía como remitente al Dr. Zelbert L. Moore, profesor de Black and Latin American Studes en la Universidad de New York. No voy a aburrirlos con detalles de su contenido, motivado, según él, por la lectura de una columna mía: "la Desazón de ser negro en las Américas". Sólo les comentaré el punto más interesante y para familiarizarlos, les diré que el Dr. Moore ha dedicado 30 años de investigación en historia de las negritudes y ha trasegado por América Latina reuniéndose con gente común y corriente -según sus palabras- y dando conferencias sobre el tema.
El punto de interés es referente a una investigación sobre las negritudes en América, el Dr. Moore encontró evidencia de discriminación, lo que no constituye una sorpresa, más no de racismo en el sentido estricto de la palabra (es decir, ausencia de choques violentos entre negros y "blancos" al estilo norteamericano). Lo interesante es que él estudió centenares de ejemplares de la revista Semana y observó que raramente apareció un afrodescendiente, en especial en las páginas sociales y cuando apareció fue en los deportes. Es un chiste cruel, pero reflejo de la realidad, que los pechos de las blancas aparecen en Playboy y los de las negras en la National Geographic.
Los afrodescendientes de Colombia son tema de interés en el extranjero, no parece ser así aquí donde cerca del 4% de la población es negra. Tampoco existe un centro de estudios étnicos importante que adelante investigaciones sobre pobreza o analfabetismo con cifras reales y tópicos de interés para las negritudes.
Colombia es sin duda un país discriminatorio, los afrocolombianos son mencionados cuando originan alguna felicidad con medallas olímpicas o con los goles que generan ingresos para los dirigentes y patrocinadores, "grandeza" para los clubes y felicidad para los hinchas.
Hemos guardado un silencio insidioso respecto a la situación de los afrocolombianos, no hay defensores en el Congreso y los representantes del Chocó o los gobernadores de turno, por ejemplo, cuidan más de sus intereses particulares que del bienestar de su región. Incluso la senadora Piedad Córdoba se olvidó de las minorías étnicas, por los que solía luchar (y de quienes muchos votos cautivó), al enfrascarse en una pelea sin cuartel con el Ejecutivo y su partido. Piedad hizo a un lado esa corriente progresista con base en el Chocó por la cual alguna vez la admiré.
El Dr. Moore con cierto pesar expresa al final que Condolezza es Secretaria de Estado y Obama podría ser presidente pero que incluso ellos tienen un largo camino por recorrer -y muchos tropiezos que superar- agregaría yo.
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